Por Marlowe Hood
París/AFP
Estados Unidos no cumplirá con su compromiso para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero, fijado en el acuerdo de París sobre el clima, según informe divulgado durante unas negociaciones de la ONU en Bonn.
Un aumento de los esfuerzos a nivel subnacional para reducir la huella de carbono del país no compensará la decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de abandonar las políticas de su predecesor y promover el uso de las energías fósiles, advierte el documento.
«Habida cuenta de las políticas de la administración actual de Estados Unidos, los comprometidos esfuerzos no federales no bastan para que se cumplan los compromisos de Estados Unidos en el acuerdo de París», establece el análisis, de 120 páginas, llamado «El compromiso de América».
El gobernador de California, Jerry Brown, y el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg revelaron el informe en Bonn, junto a la jefa de la ONU para el clima, Patricia Espinosa, y el primer ministro de Fiyi, Frank Bainimarama, que preside los encuentros, que se prolongarán 12 días.
En el tratado firmado por 196 países en la capital francesa en 2015, Estados Unidos se comprometió voluntariamente a reducir las emisiones de su país en un 26-28% para 2025, hasta alcanzar niveles inferiores a los de 2005.
Con la firma del pacto de París, todos los países -incluyendo a gigantes emergentes como China e India- se fijaron por primera vez unos objetivos específicos para hacer que sus economías sean más verdes.
Aún así, pese a la falta de compromiso a nivel federal, una serie de acciones contra el cambio climático lograrán que en Estados Unidos la tendencia de las emisiones se mantenga a la baja, señala el informe, también presentado por el World Resources Insititute y el Rocky Mountain Institute.
«Estados, ciudades y empresas han emergido como la nueva cara del liderazgo estadounidense para el cambio climático, y ganan fuerza con compromisos para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero», afirmaban en un comunicado.
«Si esos actores no federales fueran un país, su economía sería la tercera más grande del mundo».
Veinte estados estadounidenses, 110 ciudades y más de 1.400 empresas operativas en Estados Unidos se marcaron objetivos para reducir la emisión de esos gases nocivos, según el informe.
Colectivamente, representan 25 trillones de dólares en capitalización bursátil y casi un billón de toneladas de emisiones de gases con efecto invernadero al año.
Las emisiones totales, a nivel mundial, fueron de unos 42 billones de toneladas en 2015, según el Global Carbon Project.
‘La tendencia está clara’
California fue el Estado que adoptó los objetivos más ambiciosos, con la idea de que las emisiones de gases con efecto invernadero bajen en al menos un 40% para 2030, cuando los niveles deberían ser inferiores a los de 1990.
«El Compromiso de América y coaliciones como ‘Seguimos dentro’ están mostrando que, pese a los reveses de Washington, las acciones de Estados Unidos en materia climática son fuertes y están creciendo», afirmó Bob Perciasepe, presidente del Center for Climate and Energy Solutions de Arlington, Virginia.
Desde que asumió el cargo, Trump ha cumplido con dos promesas de campaña: sacar a su país del acuerdo de París y romper con el plan para promover las energías limpias de Barack Obama, que impulsaba las energías renovables y perseguía atajar las emisiones de plantas energéticas de Estados Unidos por primera vez.
Pero su promesa de revitalizar la industria del carbón de Estados Unidos -socavada por el desplome de los precios del gas natural- será difícil de cumplir, advierten los expertos.
«La tendencia está muy clara», afirmó Alden Meyer, encargado de política y estrategia en la Unión de Científicos Preocupados (UCS, por sus siglas en inglés) en Washington.
«Las inversiones y el desarrollo de las energías renovables y de las energías eficientes han continuado creciendo».
El empleo en la industria de la energía solar creció un 24,5% en 2016 en comparación con el año anterior, dando trabajo a casi 374.000 personas, según el departamento de Energía de Estados Unidos.
Por su parte, más de 100.000 personas trabajaban en el sector de la energía eólica a finales del año pasado en Estados Unidos.
En comparación, la energía fósil tradicional -incluyendo gas y petróleo- empleaba a 187.000 personas.