Dentro de los septuagésimo segundo período de sesiones de la ONU, en la Asamblea General del 1 de noviembre del 201, el canciller cubano Bruno Rodríguez Padilla presentó la propuesta de resolución “ necesidad de poner fin al bloqueo económico comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”.
Durante los debates el canciller cubano, expresó la más enérgica condena a las declaraciones irrespetuosas, ofensivas e injerencistas contra Cuba y contra el gobierno cubano, de la embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Nikki Haley.
Le recordó que los Estados Unidos, no tiene ni la más mínima autoridad moral para criticar a Cuba; que mentía y que fue en 1868 cuando el pueblo cubano por primera vez se alza en armas y ya se habían desatado los apetitos anexionistas y de dominación de lo que es hoy el imperio norteamericano.
Que en 1898 usando de pretexto la voladura del buque Maine en Puerto cubano entraron los norteamericanos y ocuparon el país como invasores, impusieron la enmienda Platt y 60 años de dominio absoluto que terminó el 1 de enero de 1859.
El Triunfo de la revolución cubana, el gobierno de Estados Unidos fijó como objetivo el cambio de régimen. No es nueva la política anunciada por el presidente Trump el 16 de Julio, es la misma política.
Los norteamericanos bombardearon la ciudad de La Habana el 13 de abril de 1961, lo que fue el preludio de la invasión de playa Girón.
El canciller cubano mencionó que la embajadora de Estados Unidos al menos ha reconocido el absoluto aislamiento en el tema de bloqueo a Cuba. Y le recordó el peso de la frase de Martí “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber (…) de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras demás tierras de América”.
El canciller expresó que el bloqueo comenzó con él memorando infame del Subsecretario de Estado Lester Mallory firmado el 6 de abril de 1960 “… provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) negándole a Cuba dinero y suministros. (…) con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Sin embargo, cuando el presidente Raúl Castro Ruz y el presidente Barak Obama realizaron aquellos anuncios el 17 de diciembre del 2014; el presidente Obama calificó el bloqueo como fracasado y obsoleto y causante de aislamiento a Estados Unidos. Pero nunca se ha reconocido al bloqueo como una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de los cubanos; ni se ha reconocido al bloqueo como un quebrantamiento del derecho internacional o un acto de genocidio, según la convención de Ginebra. No obstante el presidente Obama, declaró su decisión de emplear sus facultades ejecutivas y de trabajar con el congreso para levantar el bloqueo.
Un reflejo práctico de esta voluntad fue el voto en abstención de los Estados Unidos en 2016.
El canciller cubano expreso que el 16 de julio el presidente Trump proclamó al bloqueo como un eje fundamental de su política anti cubana y anunció un grupo de medidas dirigidas a su endurecimiento.
Posteriormente se han conocido las medidas que significan un retroceso en las relaciones de los dos países y una mayor violación a los derechos humanos de cubanos y norteamericanos.Trump sigue un programa que alienta el odio y la división; pregona un peligroso supremacismo disfrazado de patriotismo, que provocará más violencia, de modo que el presidente Trump no tiene la menor autoridad moral para cuestionar a Cuba.
La Asamblea General de la ONU terminó aprobando el acuerdo “Necesidad de poner fin al bloqueo económico comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”, con 191 votos a favor 2 votos en contra (Estados Unidos e Israel)