Por Andrew Beatty
Washington/AFP
El presidente estadounidense Donald Trump oficiará de pacificador este miércoles, al recibir en la Casa Blanca al líder palestino Mahmud Abas como parte de un esfuerzo por acabar el prolongado conflicto israelo-palestino.
Después de recibir al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en febrero, el magnate devenido en pacificador en jefe recibirá a Abas por primera vez desde que asumió el poder.
«El objetivo final del presidente es establecer la paz en la región» del Medio Oriente, dijo el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer.
Este esfuerzo de largo alcance, que se ha escapado de las manos de los presidentes estadounidenses desde la década de 1970, tuvo un comienzo difícil en el gobierno de Trump.
Trump abandonó el apoyo estadounidense de un estado palestino y prometió instalar la embajada norteamericana en Jerusalén, rompiendo con dos principios de la política estadounidense durante décadas.
El vicepresidente Mike Pence dijo el martes que Trump seguía «considerando seriamente trasladar la embajada estadounidense de Tel Aviv a Jerusalén».
Esta medida probablemente desataría la furia de los palestinos y es vista privadamente por muchos en las esferas de seguridad de Estados Unidos e Israel como innecesariamente inflamatoria.
Al mismo tiempo, Trump ha instado a Israel a detener la construcción de asentamientos en Cisjordania, una preocupación de larga data de los palestinos y de parte de la comunidad internacional.
Pence declaró que Trump está «personalmente comprometido en resolver el conflicto de israelíes y palestinos» y se está logrando un «avance valioso».
«El impulso está haciéndose y la voluntad está creciendo», dijo Pence en un acto por el día de la Independencia de Israel en la Casa Blanca.
En Catar, donde reside, el jefe del movimiento islamista palestino Hamas, Jaled Mechaal, afirmó que Trump tenía «una ocasión histórica para presionar a Israel (…) para encontrar una solución equitativa para el pueblo palestino».
Hamas modificó por primera vez su programa político, aceptando un Estado palestino limitado a las fronteras de 1967.
Abas emprendió el viaje a Washington mientras es impopular en casa, con encuestas mostrando que una mayoría de los palestinos quiere que el mandatario de 82 años renuncie.
«Si busca victoria, puede fracasar»
El mandato de Abas debía expirar en 2009, pero él se ha mantenido en el poder sin que se realicen elecciones.
Él confía que Trump pueda presionar a Israel a hacer concesiones que estima que son necesarias para salvar la solución de los dos estados, en uno de los conflictos más antiguos del mundo.
Los dirigentes palestinos consideran que su causa ha sido eclipsada por otras preocupaciones globales, como la guerra en Siria y el grupo yihadista Estado Islámico, y quieren que Trump la vuelva a poner en primer plano.
La reunión de este miércoles es señal de que «el enfoque de Trump ante el conflicto palestino-israelí es más convencional que lo que nadie esperaba», dijo Ilan Goldenberg del Center for New American Security.
«La gran pregunta ahora es lo que Trump tratará de lograr durante esta primera reunión, si él va por el ‘jonrón’ y trata de relanzar las negociaciones, es probable que fracase», expresó el analista, empleando una expresión del béisbol.
«En su lugar, Trump y su equipo deben enfocarse en pasos graduales para mejorar la situación en el terreno, preservar la posibilidad de la solución de dos estados en otro momento, y conseguir condiciones para negociaciones en el futuro», añadió.
Uno de los principales asesores de Trump, Jason Greenblatt, sostuvo un amplio espectro de conversaciones con israelíes y palestinos durante una gira en marzo.
Abas y Trump hablaron por teléfono el 11 de marzo, y hay señales de que el presidente estadounidense podría visitar el Medio Oriente este mes.
En tanto, tres influyentes senadores republicanos –Marco Rubio, Tom Cotton y Lindsey Graham– han pedido a Trump que solicite a Abas que suspenda el financiamiento de los prisioneros palestinos y sus familias.
Esto puede ser un gran dolor de cabeza para Abas en casa, mientras lucha contra la impopularidad y los desafíos de las facciones palestinas rivales.
Sin embargo, de acuerdo al exfuncionario de la Casa Blanca Dennis Ross, Trump de alguna manera está ayudando a Abas al invitarlo a Washington.
«El presidente, de alguna manera, ya le ha dado relevancia al invitarlo a venir», dijo Ross.
Pero la mutua desconfianza entre palestinos e israelíes será una formidable, sino imposible, barrera a vencer para Trump.