Phoenix/AFP
El candidato republicano a la presidencia estadounidense, Donald Trump, ofreció este miércoles una arremetida contra los inmigrantes indocumentados, en un discurso pronunciado pocas horas después de reunirse en México con el mandatario Enrique Peña Nieto.
En Phoenix, Arizona, a casi 290km de la frontera mexicana, Trump detalló un plan de 10 puntos para frenar la migración ilegal y reducir el número de inmigrantes sin papeles en Estados Unidos, advirtiendo a esas personas que «se acabaron» los días de «colarte y esperar a ser legalizado».
«Nuestro mensaje al mundo será: no puedes obtener estatus legal o convertirte en ciudadano de Estados Unidos entrando ilegalmente a nuestro país», dijo Trump en un discurso destinado a su base conservadora, pero que difícilmente le abrirá caminos en votantes más moderados con miras a los comicios del 8 de noviembre.
«Para aquellos aquí ilegalmente que buscan estatus legal, tendrán un solo camino: regresar a su país y presentar una solicitud para volver a entrar bajo las reglas del nuevo sistema migratorio», dijo Trump.
«Es el discurso más oscuro» del aspirante republicano, señaló su rival demócrata Hillary Clinton en un comunicado.
Trump repitió, como suele hacer en sus actos de campaña, que México pagará por la construcción de un gigantesco muro en la frontera común de más de 3.200 kilómetros.
El empresario neoyorquino había abordado el espinoso tema pocas horas antes en un mensaje conjunto a la prensa, luego del sorpresivo encuentro con Peña Nieto en la residencia presidencial mexicana de Los Pinos.
«Estados Unidos tiene el derecho de construir un muro fronterizo», dijo Trump, aunque matizó sin embargo su discurso al declararse confiado en resolver la problemática con Peña Nieto en caso de llegar a la Casa Blanca.
Pero la controversia se generó cuando el candidato dijo a periodistas que en la reunión «no discutimos quién paga el muro», y luego Peña Nieto más tarde en la red social Twitter lo refutó, escribiendo que «al inicio de la conversación con Donald Trump, dejé claro que México no pagará por el muro».
En su encendido discurso en Phoenix, Trump retomó el asunto, piedra angular de su campaña desde que lanzó su candidatura el año pasado, cuando acusó a los indocumentados mexicanos de violadores y narcotraficantes.
«México va a pagar por el muro, créanme, 100%. Todavía no lo saben (…) y son gente grandiosa y líderes grandiosos, pero van a pagar por el muro», afirmó.
«Nuestros valores»
El candidato republicano dijo que su prioridad será la deportación de criminales y delincuentes, quienes sobrepasen la vigencia de sus visas y quienes dependan de la asistencia pública, «junto a millones» de inmigrantes ilegales «que llegaron durante el actual gobierno».
Contratará 5.000 nuevos agentes fronterizos y triplicará el número de efectivos de la agencia de inmigración ICE, creando un departamento especializado en deportar a los criminales más peligrosos, advirtió.
Su plan incluye además la cancelación de las órdenes presidenciales de Barack Obama que protegen de la deportación a millones de indocumentados, y el bloqueo de financiamiento federal a las llamadas «ciudades santuario» que prohíben discriminación contra trabajadores sin papeles.
También dijo que creará una «certificación ideológica» para solo permitir la entrada al país a personas que «compartan nuestros valores», rechazando de plano a refugiados de Siria y Libia.
«Es nuestro derecho como nación soberana elegir a los inmigrantes que pensamos tienen mayor probabilidad de tener éxito aquí», señaló.
Trump, que intenta acabar con las dudas sobre sus posturas en inmigración, dijo que será «justo y compasivo» en su plan.
Pero mantuvo la interrogante sobre el futuro de los 11 millones de indocumentados, en su mayoría mexicanos que viven en Estados Unidos.
«En muchos años, cuando hayamos cumplido todas nuestras metas de deportación (…) solo entonces estaremos en una posición de considerar la disposición apropiada para los individuos que aún queden» en el país, dijo Trump.
Humillación a domicilio
El sorpresivo viaje de Trump a México, se produjo luego de que el pasado viernes Peña Nieto invitara tanto al republicano como a su rival demócrata Hillary Clinton a visitar México para dialogar.
En su intervención, el presidente mexicano destacó la importancia de trabajar en conjunto para construir una frontera más segura, pero también señaló la obligación de Estados Unidos de detener el flujo de armas y dinero hacia organizaciones criminales mexicanas.
Sobre los ataques de Trump contra los migrantes, Peña Nieto dijo que han «lastimado y afectado» a los mexicanos y resaltó la importante contribución de sus compatriotas a la economía estadounidense.
Peña Nieto, que vive su peor momento de aprobación popular, recibió una ola de críticas en su país por la reunión, la primera en la historia entre un presidente mexicano y un aspirante a la Casa Blanca.
«Esta es la frase que resume la visita de Trump a México: ‘Humillación a domicilio'», escribió la politóloga y analista Denise Dresser al resumir el sentir en las redes sociales.
El izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) lamentó la «vergonzosa y débil» imagen del presidente ante Trump «que sólo humilla y pisotea».