Por Aldo Gamboa
Washington/AFP
El presidente Donald Trump retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) al que durante la campaña electoral calificó de «asesino de empleos».
El TPP había sido impulsado y firmado por su antecesor en la Casa Blanca, Barack Obama, con el objetivo de formar la mayor zona de libre comercio del mundo.
«Hemos hablado mucho de esto durante mucho tiempo», dijo Trump mientras firmaba la orden ejecutiva ante periodistas.
«Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses», añadió.
«Vamos a tener comercio, pero vamos a hacerlo uno a uno. Y si alguien no se porta adecuadamente le enviaremos una carta de fin del acuerdo, con 30 días para que corrijan la conducta o de lo contrario nos retiraremos», advirtió.
Ese tratado, concebido como un contrapeso a la influencia creciente de China, fue firmado en 2015 por 12 países de la región Asia-Pacífico, pero no ha entrado en vigor.
Los países signatarios, que representan casi 40% de la economía mundial, son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.
La administración Obama consideraba al TPP como el mejor tratado posible porque incluye no solo la eliminación de barreras comerciales, sino también normas sobre legislación laboral, ambiente, propiedad intelectual y compras estatales.
En contrapartida, durante toda la campaña Trump había afirmado que los acuerdos comerciales firmados por Estados Unidos había provocado una salida de industrias hacia otros países, dejando un rastro de desempleo en el interior del país.
En sintonía con esa visión, ya adelantó que pretende conversar con el primer ministro de Canadá y el presidente de México una «renegociación» de las bases del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, porque lo considera desventajoso para Estados Unidos.
La salida de Estados Unidos del TPP, sin embargo, puede tener enorme impacto para el ambicioso proyecto comercial.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ferviente defensor del tratado, admitió a fines de 2016 que sin Estados Unidos el TPP «no tendría sentido».
México ya anunció que está dispuesto a buscar acuerdos con los demás signatarios del acuerdo a fin de mantener vivo al TPP.
La decisión sobre ese tratado no fue la única de corte proteccionista emanada de la flamante administración.
El departamento de Agricultura le dio un golpe a las ambiciones de Argentina de vender limones a Estados Unidos; algo que reclamaba desde 2001 y Obama lo concedió el año pasado.
Washington suspendió por 60 días la importación de limones argentinos hasta que se presenten varios certificados sanitarios.
Ruido interno
En el plano interno surgieron los primeros ruidos en la comunicación entre Trump y los líderes de su partido Republicano .
El senador John McCain apuntó que la salida del TPP es «un serio error que tendrá consecuencias de largo plazo para la economía estadounidense y nuestro papel estratégico en la región de Asia y el Pacífico».
Este lunes, Trump firmó otros dos decretos: uno que determina el congelamiento a nuevas contrataciones en el ámbito federal, y otro que recorta la ayuda financiera a entidades no gubernamentales extranjeras que defiendan el aborto.
El freno a las contrataciones en agencias federales también formaba parte de las propuestas de campaña, e incluso era una de las ideas de un paquete de seis iniciativas para «limpiar la corrupción» en Washington.
Trump dijo ante la prensa que la medida no afecta al sector militar.
El decreto sobre las ONG extranjeras es, en cambio, una ya medida tradicional en gobiernos del conservador partido Republicano. Normalmente, los gobiernos demócratas mantienen el financiamiento a esas entidades.
Más temprano, Trump recibió a 12 ejecutivos de grandes compañías, a quienes prometió recortes «masivos» de impuestos y una reducción de 75% de las regulaciones.
«Creemos que podemos reducir la normativa en un 75%, quizás más», afirmó Trump ante representantes de pesos pesados como Ford, Lockheed Martin, Dell, Johnson & Johnson, entre otros.
«Vamos a bajar los impuestos masivamente, tanto para la clase media como para las compañías», señaló.