Fargo / AFP
Heather Scott
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, amenazó el viernes con imponer aranceles a todas las importaciones de China, subiendo el tono de las tensas relaciones comerciales con Pekín, en un momento en que Washington negocia con Canadá los detalles del TLCAN.
Estados Unidos ya aplicó tasas a bienes chinos por 50.000 millones de dólares y otra andanada de aranceles abarcando productos por 200.000 millones están «listos» y podrían aplicarse «muy pronto», dijo Trump.
Añadió «hay otros 267.000 millones de dólares prontos para instaurar en cuanto yo lo quiera». De ser así, virtualmente todo lo que le compra Estados Unidos a China estaría tasado con aranceles.
«Esto cambia totalmente la ecuación», dijo Trump.
Estas declaraciones parecen chocar con las formuladas horas antes por el asesor económico de la Casa Blanca Larry Kudlow, quien dijo que Estados Unidos y China seguían discutiendo sus divergencias comerciales.
«Ahora mismo, China, es un problema demasiado grande», dijo Trump. «Estoy siendo duro con China porque tengo que hacerlo», explicó.
El jueves expiró la fecha límite para discutir con sectores estadounidenses interesados si se imponía una nueva lista de tarifas por 200.000 millones de dólares a China por lo que Trump podría imponerlas en forma inmediata.
Las declaraciones pesaron sobre los mercados bursátiles y el Dow Jones cerró con pérdidas de 0,31%, la misma tendencia que el Nasdaq, que retrocedió 0,25%.
Sin embargo, las empresas advirtieron que puede haber represalias de China, ya sea bajo la forma de regulaciones duras u otros medios administrativos o incluso recurriendo a ventas de grandes cantidades de bonos del Tesoro de Estados Unidos en su poder.
Los últimos esfuerzos para encontrar una solución negociada se produjeron en agosto, con reuniones de cuadros técnicos de las cuales no salió nada.
El jueves, el ministerio de Comercio chino dijo desde Pekín que su país puede responder.
«Si dogmáticamente Estados Unidos implementa nuevas medidas tarifarias contra China, China deberá tomar las necesarias contramedidas», dijo Gao Feng, vocero del ministerio.
– Un acuerdo muy complicado –
En la jornada hubo indicios positivos de un avance de las negociaciones con Canadá para rediseñar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que data de 1994.
Sin embargo, la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, que estaba en Washington para reunirse con el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, abandonó la ciudad en la tarde y no está claro cómo sigue el calendario de reuniones.
La semana pasada Washington logró un nuevo acuerdo con México y los estadounidenses buscan avanzar para sellar un nuevo pacto antes de 1 de diciembre, cuando asume el nuevo presidente de México Andrés López Obrador.
El diálogo con Canadá, el mayor socio comercial de Estados Unidos, está en una fase de «negociación continua», dijo Freeland al informar a los periodistas sobre los esfuerzos de forjar un TLCAN 2.0, manteniendo su carácter trilateral.
«Es un acuerdo muy complicado y los funcionarios están trabajando en una gran cantidad de temas, a este punto lo hacen 24 horas/7 días» de la semana, indicó.
Freeland explicó que ella y Lighthizer se suman «cuando se encuentran temas que necesitan ser llevados a una instancia ministerial».
El presidente Trump dijo este viernes que las conversaciones estaban «avanzando» pero volvió a calificar el pacto como «uno de los peores acuerdos comerciales de la historia» de su país.
«Canadá nos ha estado estafando durante mucho tiempo. Ahora nos tiene que tratar de forma justa», dijo a los periodistas desde Fargo, en Dakota del Norte, en un desplazamiento en el que volvió a amenazar con imponer aranceles a los coches producidos en Canadá.