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Hay que afirmar sin rodeos que El Salvador ha avanzado mucho en procesos políticos electorales, y en nada puede compararse a Honduras, no obstante, hay que aprender algunas lecciones.
Entre las enseñanzas que se deben aprender está que en la región todavía recorre el fantasma del fraude electoral, ese que tiene sumida a Honduras tras las elecciones presidenciales. Ya las vivió El Salvador en la década de los 60, 70 y 80, que nos llevaron, entre otras causas, a una guerra civil.
El Salvador, se podría decir, ya pasó por esas prácticas antidemocráticas, sin embargo…
Y es que la derecha, pese a tener correlación en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), pues sus cuatro magistrados responden a esos intereses ideológicos, han hablado en algún momento de fraude, quizá, para que la ciudadanía olvide que el ente colegiado, gracias a la Sala de lo Constitucional, eliminó el equilibrio, al sacar al magistrado que representaba a la CSJ, pero, que según la Sala responde a los intereses de la izquierda.
Es decir, lo que está pasando en Honduras hay que analizarlo a la luz de lo hecho por la Sala de lo Constitucional, y tomar muy en cuenta que el TSE está dominado por magistrados de derecha.
El partido oficial, sobre todo, debe tomar las precauciones para evitar que la derecha, desde el ente rector, pueda utilizar su hegemonía para trastocar la voluntad popular, sobre todo, porque el principal partido de oposición ha dicho “que llegarán al ejecutivo a como de lugar”.
El FMLN tiene suficiente experiencia a estas alturas para defender la voluntad del votante, pero, igual debe prepararse y preparar a su gente ante cualquier eventualidad.
Por cierto, ARENA debería aprobar el presupuesto 2018, pues este incluye el presupuesto extraordinario para las elecciones. No hacerlo, abonaría incertidumbres y las consecuentes sospechas.
El Salvador debe ser ejemplo de procesos políticos electorales, como se vienen desarrollando desde la firma de la Paz, que permite la participación electoral de todas las fuerzas políticas e ideológicas, incluyendo la de izquierda, y por eso el FMLN asumió la presidencia en dos ocasiones, desde 2009, y seguramente lo hará en 2018, si el pueblo le sigue dando esa potestad.
