Por Dave Clark
Washington/AFP
La suerte del acuerdo nuclear con Irán está en manos del Congreso estadounidense: la jefa de la diplomacia europea y el director de los inspectores internacionales multiplicaron los contactos en Washington en favor del tratado amenazado por Donald Trump.
La emisaria europea, Federica Mogherini, llamó el martes al Congreso a «respetar» el acuerdo.
«Lo que dije a la agente en el Capitolio es que Estados Unidos debe respetar el acuerdo y obtuve garantías de parte de ellos, de varios actores», dijo Mogherini luego de reunirse con representantes del Congreso. «Obtuve indicaciones claras de que la intención es actuar de manera que Estados Unidos continúe respetando el acuerdo», insistió en una conferencia de prensa.
El presidente estadounidense rehusó el 13 de octubre «certificar» ese acuerdo histórico alcanzado en 2015: sin denunciarlo formalmente, este procedimiento pasa la pelota al Congreso, exhortado a endurecer el texto por Trump, que amenaza con un retiro puro y simple de Estados Unidos si sus exigencias no son satisfechas.
Un grupo de congresistas anunció que prepara un proyecto de ley, pero las negociaciones entre republicanos y demócratas están bloqueadas, según un diplomático occidental, a tal punto que los estadounidenses no verían con desagrado un empujón europeo.
«Es un momento delicado», «no queremos interferir» en el debate interno, aseguró Mogherini. Pero la UE está «dispuesta» a «acompañar a los congresistas estadounidenses» a «encontrar soluciones compatibles con el respeto del acuerdo», deslizó.
Renegociar: no
La diplomática europea se detuvo en las críticas o inquietudes de la administración Trump.
Para comenzar, en lo que concierne a las intenciones consideradas «desestabilizadoras» de Teherán en Medio Oriente, «compartimos la idea de que es necesario trabajar más», admitió.
Alertó sin embargo contra las «repercusiones extremadamente peligrosas» de la tensión entre Arabia Saudita e Irán, aunque no señaló un responsable, contrariamente a Washington que acusa claramente a los iraníes.
Reiteró luego que «renegociar no es una opción», ni siquiera «una parte del acuerdo», cuando el proyecto de ley que se está negociando es con frecuencia visto como una renegociación unilateral del acuerdo y en consecuencia su violación.
Por azar de calendario, el director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Yukiya Amano, se encuentra también en Washington, donde se reunió igualmente con líderes del Congreso.
Amano intentó disipar los temores sobre el respeto de sus compromisos por parte de Irán, confirmado por los sucesivos informes de su organización.
Ante algunas acusaciones surgidas en Washington, de que las inspecciones de la AIEA no son suficientemente severas, aseguró en conferencia de prensa que ello «no es verdad. Tuvimos acceso a todos los sitios donde necesitamos ir y eso debe continuar», agregó, minimizando las críticas de que las puertas de algunas instalaciones militares se mantienen cerradas.
Uno de sus adjuntos, Tero Varjoranta, precisó que «en más de 90%» de los casos, los inspectores tuvieron acceso luego de un preaviso de solamente «cerca de dos horas».
Mogherini y Amano, que también se reunieron, respondieron finalmente a una de las principales críticas estadounidenses sobre el acuerdo de Viena: que algunas restricciones sobre las actividades nucleares iraníes deberían ser levantadas progresivamente a partir de 2025. La administración Trump estime que esas «sunset clauses» (disposiciones temporarias) solamente aplazan el día en que Teherán detentará el arma atómica.
«El acuerdo no tiene ‘sunset clause'», protestó la jefa de la diplomacia europea. «Hay diferentes disposiciones» que «tienen distinta duración», algunas son «para siempre», afirmó, «el artículo 3 del acuerdo dice que Irán no desarrollará jamás un arma nuclear».
Mongherini sugirió luego que una próxima ratificación por parte de Teherán del «protocolo adicional «de la AIEA «hará permanentes» algunas obligaciones, principalmente en materia de inspecciones. Tal ratificación «sería útil», concordó el jefe de la AIEA.
Teóricamente, el Congreso tiene 60 días para pronunciarse luego de una eventual «decertificación» del acuerdo por parte de Trump. Rendez-vous a mediados de diciembre.