Por Toni Cerdà
Luxemburgo/AFP
La Comisión Europea dio plazo hasta el viernes a Bélgica, donde la región de Valonia veta el acuerdo comercial con Canadá (CETA), para que dé su visto bueno a este tratado que crearía un espacio de libre comercio de 550 millones de personas.
«Tiene que haber un acuerdo el viernes, durante una cumbre europea. Nuestros amigos canadienses necesitan saber si deben reservar sus billetes o no», dijo en rueda de prensa Malmström, al término de una reunión de ministros europeos de Comercio.
El rechazo de esta región belga, la semana pasada, obligó a los europeos a posponer el visto bueno de los 28, previsto para este martes, para la cumbre de mandatarios europeos que tendrá lugar jueves y viernes en Bruselas.
Si no hay acuerdo a finales de la semana, la Unión Europea (UE) y Canadá no firmarán el acuerdo comercial en el acto oficial previsto el 27 de octubre en Bruselas, con la presencia del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, añadió la comisaria.
Para Malmström, la «credibilidad de la Unión Europea está en juego» con estas negociaciones. «Si no lo conseguimos con Canadá, como lo vamos a conseguir con Reino Unido», agregó en referencia al Brexit.
Desde que Valonia, una región de unos 3,6 millones de habitantes, mostrara su rechazo la semana pasada al CETA, la Comisión Europea y el gobierno federal belga mantienen contactos con responsables valones para intentar hacerles cambiar de opinión.
El canciller belga, Didier Reynders, partidario del acuerdo, señaló tras la reunión que «continuarán el trabajo hasta el Consejo Europeo del jueves y viernes», para contar con el necesario visto bueno de todos los países del bloque.
Valonia, por el momento, parece decidida a mantener su veto, pese a las «amenazas apenas veladas» apuntadas la víspera por el jefe del gobierno regional, Paul Magnette, quien pidió una «cláusula clara sobre los derechos humanos» o «verdaderas medidas» para proteger a los agricultores, entre otros puntos.
Otros de los países reticentes a firmar el actual texto son Bulgaria y Rumania, que piden una exención de visados para sus ciudadanos que quieran viajar al país norteamericano.
Sofía «podría aprobar el CETA cuando Canadá formalice el acuerdo político sobre la reciprocidad de visados alcanzado entre los dos primeros ministros», señalaron fuentes diplomáticas búlgaras.
‘No vendan la democracia’
Negociado durante siete años, el controvertido acuerdo comercial con Canadá prevé un aumento del comercio total de bienes y servicios entre ambas regiones de un 20%, según sus defensores.
Casi todos los productos, excepto algunos agrícolas como la carne de vacuno o de cerdo, no pagarán derechos de aduana y las empresas europeas podrán acceder a las licitaciones públicas canadienses.
Sin embargo, sus detractores denuncian la falta de transparencia de las negociaciones con Ottawa y temen que siente precedente para un acuerdo más ambicioso con Estados Unidos, conocido como TTIP y que Bruselas negocia actualmente con Washington.
Para expresar su rechazo, medio centenar de activistas de las oenegés Greenpeace y Attac se manifestaron en Luxemburgo bajo el lema ‘No vendan la democracia’, y escalaron en esta fría mañana el edificio donde se lleva a cabo la reunión de ministros.
La Comisión Europea mantuvo «las negociaciones del tratado de libre comercio entre la UE y Canadá en secreto (…) impidiendo un verdadero debate público», criticó la organización de defensa de consumidores Foodwatch, que calificó al texto actual de «acuerdo antidemocrático».
Además del TTIP, la decisión de Valonia deja en el aire otros acuerdos comerciales como el que la UE negocia con los países del Mercosur. Francia ya había expresado sus temores por el impacto de éste en su sector agrícola.