Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
Me costaba comprender el día del padre. Lo celebraban en todos los lugares donde estudie y veía que llegaban algunos de los papás de los otros niños y el mío no. Claro no era posible su asistencia porque era desaparecido político.
Sin embargo, case la noción de ese padre siempre esperado mi siguió por hasta llegar a la adultez. Mi mamá sabía sujetarse los cinturones, así que en muchas actividades en las que mi papá no pudo estar, ella estuvo, y me acompañaba a las celebraciones para los papá. Así que aunque no estaba mi progenitor, ella sí. Así que el día del padre merece ella una llamada para recordarle que supo ser madre y buen padre.
Con los años los papeles van cambiando, aunque uno no deja de ser hijo se convierte en padre, y tengo un descendiente.
Ahora que soy papá comprendo ese día y la ilusión de los niños. Y por conocer esto, me embarga un dolor muy fuerte cuando no puedo estar en sus actividades, porque son celebradas durante la semana, por la mañana, y no me es posible asistir. Me imagino que a muchos le pasa lo mismo.
Por fortuna ahora existe un día de asueto en el que los papás podemos compartir con nuestros hijos. Claro que ser padre no es trabajo de un día, es algo que vamos haciendo hasta que partimos de este mundo, nuestros hijos no nos necesitan sólo un día, nos requieren siempre, aún en nuestra ausencia. Lo que hacemos será determinante porque cada acto nuestro es un ejemplo para ellos.
La modernidad y el neoliberalismo ha separado a las familias, que cada vez ven más ausentes a padres y madres de la vida de los niños.
Uno de los terribles problemas de nuestro sistema que requiere atención, porque promueve la separación familiar: el trabajo, las deudas y las metas ganan terreno.
La modernidad es así, promulgando siempre el egoísmo y renunciando a muchas cosas del pasado que fundamentaba valores.
Muchos empresarios no toman en cuenta la ilusión de los niños que esperan ver llegar a sus padres a las celebraciones y se quedan esperándolos. Y uno mismo se amarga al ver que el tiempo pasa, los hijos crecen y las necesidades del mundo actual van separando cada vez más el camino de todos.
La familia es fundamental para el desarrollo de la sociedad, los niños urgen de la presencia de los padres. Y nosotros los padres tenemos el deber y compromiso de velar por ellos, no sólo satisfacer sus necesidades primarias. Ser padres no es algo de sólo un día.
Debe estar conectado para enviar un comentario.