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Un antes y un después…de la marcha por la vida, la paz y la justicia

Licda. Norma Guevara de Ramirios
@guevara_tuiter

Varios y potentes son los mensajes que deja la marcha del 26 de marzo. El más importante es la participación de cientos de miles de mujeres y hombres de todas las edades, remedy de los 14 departamentos y de salvadoreños en diferentes partes del mundo que buscaron la forma de unirse a la movilización que tenía lugar en  su patria. Esa participación expresa que somos más los que queremos la paz, la vida y la justicia.

Hay motivos fuertes para expresar la voluntad del pueblo, la seguridad es un motivo indiscutible para expresarnos, y trabajar para alcanzarla; el Consejo Nacional de Seguridad y Convivencia supo encontrar la forma en que nos manifestemos en esa dirección, sus integrantes estuvieron allí dando el ejemplo de cómo unir declaraciones y acciones; por si faltara algo que evidenciara ese compromiso, el Secretario General de la ONU, el Doctor Ban Kimoon, envió su mensaje al pueblo salvadoreño, respaldando esta expresión ciudadana.

La feligresía católica, iglesias cristianas, líderes religiosos de diferente signo fueron parte de esta grandiosa marcha, como lo fueron estudiantes, trabajadores, políticos de diferentes partidos, empresarios, profesionales, estudiantes, empleados públicos y municipales, gente de todas las edades sin miedo, con alegría y  esperanza. El Arzobispo de San Salvador, Monseñor Gregorio Rosa Chávez, caracterizó muy bien el momento, es un parteaguas entre la indiferencia y el escepticismo  con la esperanza y el compromiso.

En 12 cabeceras departamentales y en San Salvador fue la misma expresión. En la parte que me tocó marchar pude apreciar como salían desde distintos lugares grupos de jóvenes, de  trabajadores y se incorporaban a la marcha.

Quienes adversaron esta marcha con cualquier pretexto, están invitados a reflexionar, es lo mínimo y ojalá fueran capaces de reconocer públicamente su error. Que los mareros en algunas comunidades intentaran evitar que los vecinos salieran a manifestarse puede verse como lógico, pero si la ANEP es testigo del costo social, económico y de la inseguridad, bueno hubiera sido que si no apoyaban, al menos respetaran la decisión mayoritaria.

A juzgar por el posicionamiento de la dirigencia del partido Arena, están por ahora muy lejos de colaborar a la gobernabilidad y pueden estar creyendo erróneamente que ellos aislados serán capaces de resolver problemas que requieren de todos. Bueno ha sido y hay que reconocerlo que diputados de Arena votaran por la Ley anti extorsiones, ojalá sean también capaces de reconocer la verdad sobre la marcha del 26 de marzo; su significado de cara a las políticas integrales de seguridad como lo expresara el Presidente Salvador Sánchez Cerén en su mensaje al pueblo salvadoreño, que requerirá firmeza en el combate al delito que afecta a las pequeñas, medianas y grandes empresas, y a la vez se requiere de medidas que faciliten la reinserción de quienes estén dispuestos a apartarse de prácticas delictivas.

El Presidente ha anunciado el mandato dado a los Ministros y Ministras para focalizar inversiones en territorios que el Consejo ha identificado como los que requieren una actuación interinstitucional, estas acciones serán más efectivas si son concurrentes con una voluntad de los habitantes en estos municipios, del concurso de sus autoridades locales, de las organizaciones sociales y no gubernamentales, y de la cooperación internacional.

El espíritu de la marcha, representa un nuevo estado anímico de la sociedad, un convencimiento de que se requiere de que todos aportemos para resolver el más sensitivo de los problemas de nuestro país, la convicción de que juntos vamos a vencer la violencia y la delincuencia, vamos a sacar el país adelante. Es un dejar atrás la indiferencia, el escepticismo para encarar nuestra realidad con una perspectiva de desarrollar nuestro país.

Es importante reiterar la importancia de recursos para  apoyar las políticas de seguridad. Será una buena señal de la Asamblea Legislativa ser receptiva a las iniciativas como la Ley de Reinserción Social, y aprobar recursos económicos que son donativos y préstamos para la seguridad y para la prevención de la violencia.

Estamos en el momento después de la marcha, entender su significado es sentirse llamados y llamadas a acelerar respuestas que gradualmente las instituciones y la sociedad debemos dar para asegurar a niñas y niños, jóvenes y adultos, empresas y familias; un ambiente mejor.

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