El Juzgado Segundo de Primera Instancia declaró, a finales de la semana pasada, como “Crimen de Lesa Humanidad” la llamada masacre El Mozote.
En esta masacre, realizada en varios caseríos o cantones, entre ellos El Mozote, de ahí el nombre al lamentable y condenable suceso, fueron asesinadas unas mil personas, entre ellas, más de 200 infantes.
Estos bochornosos hechos ocurrieron en la segunda semana de diciembre de 1981.
El responsable material de este crimen fue el batallón Atlacatl, al mando del coronel Domingo Monterrosa Barrios. Fue el primer batallón élite formado por los Estados Unidos de América en tácticas de contrainsurgencia como las aplicadas en la guerra de Vietnam, muchas de ellas, sino es que todas, violadoras de derechos humanos, como ocurrió en El Mozote y lugares aledaños.
Para realizar la matanza, muchos de los soldados del Atlacatl, si no es que todos, se endrogaron antes de cometer el masivo crimen, como generalmente lo hacían los soldados de esa fuerza élite, atendiendo las recomendaciones de los asesores estadounidenses.
Gracias a periodistas de dos influyentes periódicos estadounidenses se pudo conocer en el mundo el cometimiento del deplorable hecho, pues llegaron a la zona y pudieron registrar imágenes con víctimas enterradas a flor de tierra, o simplemente apiñados semicarbonizados.
Mientras que en El Salvador, nuestros medios comprometidos con las Fuerzas Armadas en su doctrina anticomunista, ocultaron el suceso o lo adjudicaron a un supuesto enfrentamiento entre grupos “subversivos” y fuerzas del régimen.
Por eso, que un tribunal de justicia, gracias a la declaratoria de inconstitucionalidad de la Ley de Amnistía, haya iniciado el proceso de investigación de la masacre y, sobre todo, que la haya calificado como un “Crimen de Lesa Humanidad”, es un paso importante que abona a la verdad y la justicia.
Sí, sobre todo, la verdad, porque, incluso, sin la menor vergüenza, ni mucho menos el respeto para las víctimas, los abogados de los militares sentados en el banquillo de los acusados, se atrevieron a afirmar que los más de 200 niños, incluidas varias decenas de ellos entre cero y 4 años, eran “Samuelitos”, es decir, niños combatientes.
De ahí que valoremos y aplaudamos en gran magnitud que un tribunal de justicia haya calificado la conocida masacre de El Mozote como “un crimen de lesa humanidad”, pues con ello se hace justicia a la verdad y a la historia.