Margarita Rivas*
Cuando hablamos de logros en materia de intereses estratégicos para las mujeres, el aspecto económico es un factor fundamental, pero no es el único ni el más importante, porque para el desarrollo de hombres y mujeres es indispensable la autodeterminación y la toma de conciencia de ser sujetas y sujetos de derecho para ejercerlos o exigir su respeto.
Nuestra sociedad profundamente patriarcal violenta a las mujeres manteniendo lazos de opresión que, por su raíz e historia, son cadenas de acero que actúan desde el interior de cada una, mutilando libertades individuales; un ejemplo claro es mantener como “valor” o “virtud”, casi exclusivamente entre las mujeres, la obediencia y el acatamiento a la autoridad.
Estos mecanismos del tutelaje como estrategia política se aprenden desde temprana edad por medio del autoritarismo al interior de las instituciones socializadoras (familia, escuela, iglesia, medios de comunicación, etc.) y se ejercen en la sociedad en general; impiden el derecho a disentir, a la libertad de conciencia, de pensamiento y expresión; castran la personalidad, autoestima y autodeterminación; mantienen la subordinación, vulnerabilidad y condición de ciudadanas de segundo orden entre las mujeres.
La obediencia y el acatamiento a la autoridad tan interiorizados por niñas y mujeres de todas las edades, son mecanismos inescrupulosamente utilizados por los hombres violentadores, por acosadores, violadores y abusadores sexuales en escuelas, universidades, espacios de trabajo, iglesias y, desafortunadamente, con escandalosa frecuencia en la familia, para callar y someter a las víctimas de sus agresiones u omisiones.
Sin el desarrollo de una conciencia crítica en niñas y mujeres y de una sociedad que respete el derecho a disentir, las niñas, los niños y las mujeres, quedan con mayor vulnerabilidad al abuso, explotación, violencia y se castra la capacidad en la toma de decisiones, especialmente en derechos tan fundamentales como son lo que respecta a la autonomía y autodeterminación sexual y reproductiva.
La grave situación de violencia hacia mujeres, niñas y niños es un grito de alarma sobre la urgente necesidad de un cambio en el enfoque educativo “educar para la libertad”.
* Master en Salud Sexual y Reproductiva.
Movimiento por una Cultura Laica (MCL), correo: [email protected]m