Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La periódica consulta al soberano mediante procesos electorales limpios indica el grado de salud y madurez alcanzado por la democracia en una nación.
Estos radiografían la opinión pública y su respaldo, o no, al ejercicio del poder.
Por supuesto se entiende que una condición mínima ideal es el que la población esté debidamente informada por parte de los actores partícipes, para conocer la oferta política de estos.
Cuando la población no puede por las razones que sea acceder a información sobre la oferta electoral, los grandes temas de interés nacional, los desafíos que suponen estos poder superar mediante que medios y recursos, etcétera, no sucede accidentalmente sino a propósito, por lo que podemos inferir un proceso viciado.
Esta elemental explicación resume lo contenido en el código electoral en lo concerniente al derecho de información para el elector, por lo que cuando durante el presente proceso electoral que concluyó el pasado domingo 4 de febrero del año en curso, se les negó a algunos partidos de la oposición la deuda electoral, los dados se cargaron a favor del oficialismo.
Esta es solo la primera de las muchas irregularidades a las que hemos como ciudadanos asistido, y que el oficialismo práctico maliciosamente, asumiendo una campaña permanente desde la propia toma de posesión del entonces ciudadano presidente, quien endeudó al país contratando créditos en una suma desconocida que supera fácilmente los doscientos millones – y quizás muchos más – de acuerdo al informe que sobre el tema, REUTERS hiciera público, los que dedicara de exclusivo a esa campaña orientada a alienar a la población, procurando captarla en favor de su figura.
Consideremos para ilustrar el grado de descomposición y corrupción implicados en el presente proceso electivo, el crudo y además desesperado llamado a la población para que asistiera a votar, y hacerlo por su partido, de parte del susodicho candidato ilegal en cadena nacional, ¡el propio día de las votaciones!, en medio del silencio electoral al que estaba obligado y sobre el cual el TSE no se ha pronunciado, pero en cambio insistir en cada momento que el proceso ha sido transparente como debidamente vigilado de su parte, siendo apenas en el proceso un mero recurso sobre el cual ahora el tal candidato echa todas las culpas de los hierros que descaradamente se han cometido desde el arranque del mismo y que él, su persona ha promovido.
Pérdida de papeletas, negación de documentación, conformación de las JRV solamente con correligionarios partidarios, uso desmedido y corrupto no auditado de los recursos del estado para favorecer a los candidatos del oficialismo, el que el TSE nos brinde cifras que claramente no son las que se corresponden con las que derivan de la participación ciudadana, ¡un descarnado apagón en mitad del conteo!, son solo algunas de las faltas cometidas por el régimen a vista de todos y sin aspavientos.
Así que, bienvenidos a la fiesta del fraude que entierra a la República para que los fascistas hagan y deshagan con el futuro de nuestros hijos.