Por: Rolando Alvarenga
El escándalo que estalló en los primeros días de la semana anterior y que se desarrolló en el transcurso de la misma, physician con la justicia estadounidense revelando un nombre y poniéndole número a otros tres ex dirigentes del fútbol salvadoreño, cure confirma la podredumbre atribuida a la FIFA.
En consecuencia, recipe y aunque esto recién empieza, se hace necesaria la reapaertura de los expedientes del caso amaños, cuyo proceso, “por misterioso y cerrado”, fue en su oportunidad motivo de polémicas, no porque varios de los salpicados no merecieran una sanción, sino por lo desproporcionado de este y, sobre todo, porque no hubo un debido proceso acorde a nuestras leyes.
Bajo el argumento de que en materia de procesos sancionatorios “la FIFA no permite que los casos se depuren en las leyes de sus países afiliados”, aquí se sancionó, incluso de por vida, a varios ex seleccionados, sin entregarles las resoluciones y dejando muchas interrogantes legales y pocas respuestas.
Sanciones que, además de purgarlos indefinidamente del fútbol, también los condenaron a aguantar hambre con sus grupos familiares, en un país donde, como quedó demostrado, los amaños no están tipificados como delitos. Pero ahora resulta que los que “en nombre de la sanidad aplicaron la justicia de Pilatos”, no son reflejo de la Madre Teresa para predicar moral en calzoneta.
Yo no soy abogado del diablo y no lo necesito para alinear en el equipo de la justicia integral; pero, en este caso, tal como me pronuncié en su oportunidad, no me chupo el dedo sobre que los bandidos de la película solo fueron los ex seleccionados. ¡No Señor! Aquí, a medida empiezan a surgir las revelaciones, hubo mano peluda de “los Pilatos” cogiendo su tajada.
Por de pronto, hay que dejar que la justicia internacional haga su trabajo y eche la sopa sobre este “FIFA-gate” que tiene de cabeza al mundo y está reuniendo en las prisiones de los Estados Unidos a famosos y folklóricos personajes del planeta futbolístico.
Y eso sí, cuando este proceso termine, los castigados por amaños y otros agraviados estarán en todo el derecho de contragolpear y exigir justicia.
Reitero, no soy tapadera de las cosas “chucas”, pero considero que, de acuerdo a la presunción de inocencia, los procesos sancionatorios deben enmarcarse en la justicia integral para todos, no castigando a unos y protegiendo a otros.
Aquí, empezando por la cúpula podrida de la FIFA y sus satélites en el mundo, debe aplicarse “una limpia” y, en el caso de los ex seleccionados, dejarles sin efecto las sanciones de por vida, reducir las condenas y, sobre todo, que echen la sopa con nombres y apellidos.