SINDICATO DE MÉDICOS TRABAJADORES DEL INSTITUTO SALVADOREÑO DEL SEGURO SOCIAL (SIMETRISSS)
Yesta vez comenzaré contándoles una de esas experiencias que por múltiples razones se vuelven inolvidables…
Mi práctica como experta abatizadora fue la base de mis materias de comunitaria y salud pública… Gorra, rx recipe calzado deportivo, treatment lámpara en una mano, and bolsitas de abate en la otra formando parte de cuadrillas con un solo fin, combatir el zancudo.
Es por eso; porque conozco la manera en que se hizo prevención años anteriores, que me indigna la actitud de las autoridades de salud ante la situación a la que nos enfrentamos.
Desde el inicio tomaron una actitud pasiva ante una enfermedad desconocida hasta ese momento para nosotros. Ya estábamos presentando aumentos en los casos de dengue y era para ponerse agresivos ante la situación, pero muy al contrario, vimos en la televisión una ministra a la que como a muchos se “le lengua la traba” con el nombrecito, decir que no “panda el cunico” si eso solo da fiebres y dolores articulares, para luego darle ánimos a la población diciendo que no había que preocuparse mucho, que al contrario, nos alegráramos porque la fiebre “chik” solo nos iba a dar una vez. Al decir eso ante las cámaras para todo un país, me pregunto: ¿Pensó por un momento acaso lo que significaban sus palabras?
Las unidades de salud y las emergencias de nuestros “hospitalitos” las cuales ya no deberían ni de llamarse como tal “emergencias” porque desde ya hace algunos años se han encargado en convertirlas en cualquier cosa que se les ocurra, menos en una emergencia como debería ser, se atestaron todavía más con personas presentando fiebres altas, rash y dolores articulares. Y claro, a quienes creen que les cayeron los gritos e insultos. ¿A nuestras incapaces autoridades de salud o a los mal pagados y cansados médicos por la “lenta” atención?
Y para un país donde ya se ha declarado austeridad para todos los salarios, excepto autoridades de gobierno, encabezando ese grupo con nuestros flamantes “padres de la patria”, comenzó el ausentismo en los trabajos y la extensión de incapacidades. Y si, la fiebre cede, el rash desaparece, pero… ¿Se habrán preguntado nuestras excelsas autoridades de salud qué repercusiones traerían los dolores articulares? ¿Se han preocupado por saber qué tan incapacitantes son estos dolores para nuestra población trabajadora y qué tanto disminuye, por ende, la producción diaria en cada lugar de trabajo? ¿Números en cuanto a consultas subsecuentes, analgésicos dispensados y terapia física para casos particulares? ¿Que no deja secuelas?
Autoridades de salud los invito a que conozcan las repercusiones de un problema que ustedes han tratado de minimizar en vez de prevenir.
Campañas de prevención tardías y entrevistas vacías, esa fue y sigue siendo su postura. Culpan a todo el que se les cruce, hasta los alcaldes se fueron en la colada y no digamos los pececitos que seguramente los acusaron por no comer lo suficiente.
Señores, los primeros culpables son ustedes y después el resto, ustedes dan las pautas y los medios, los demás colaboran. Me dio tristeza escuchar a un “experto” en una entrevista decir que los síntomas que atestaban nuestras emergencias podrían ser cualquier cosa hasta un simple cuadro de diarrea. Por favor, y se escudan tras una ausencia de reactivo para saber si es dengue o chikungunya.
Nada menos la semana pasada pude escuchar en las noticias que las cifras estaban en 48,400 casos sospechosos de dengue y 71,548 sospechosos de chikungunya, pero señores ¡sumémoslo! Si no hay reactivo para reconocer si es chicha o limonada, son 119,948 personas enfermas por no saber erradicar al zancudo. Y pienso que como a todo, a eso también le han “escondido” ustedes el número real porque la verdad la gritan las escenas diarias en nuestras mal llamadas “emergencias”. De todo lo que puedan alegar, discúlpenme pero no hay excusa que valga cuando como máxima autoridad no se usa todo lo que está en nuestras manos para prevenir, sino que nos conformamos con tratar la enfermedad y sus secuelas. Pueden ustedes engañar a la población poniendo su mejor sonrisa y diciéndoles que se hizo lo que se pudo ante la situación, pero no a nosotros, el gremio médico. No a nosotros que sufrimos los embates de la marea que dejan sus ineptitudes. Quienes no trabajan en este sistema de salud obsoleto no lo entienden, pero nosotros que a diario sufrimos sus sinsabores podemos decirles que estamos cansados de más de lo mismo.
Médicos y médicas ocupando cargos en los gobiernos, olvidándose que antes mientras solo vestían una bata blanca y ganaban como galenos, se rasgaban las vestiduras gritando las injusticias hacia el gremio. Ahora son ciegos sordomudos hacia la realidad que lejos de mejorar va empeorando. Y pensar que ya querían ayudar a erradicar el ébola.
A los médicos que nos opusimos no nos faltó humanidad, solidaridad ni mucho menos espíritu de servicio. Somos realistas, eso nada más. Ojalá un día no muy lejano, pueda ver personas de principios firmes que defiendan y luchen por lo que deben y no al llegar a ocupar una silla de gobierno, se quiten antes la gabacha y no la vuelvan a usar. Ojalá algún médico o médica por convicción se le presente la oportunidad de cambiar la medicina, un cambio que tanto necesita El Salvador.