A finales de la semana pasada un tribunal superior absolvió al difunto expresidente de la República Francisco Flores y su familia del robo o desviación de 15 millones de dólares, diez de los cuales fueron donados por la República de Taiwán para los damnificados del terremoto de 2001.
Lo sorprendente es que la absolución no fue porque el exmandatario y su familia fueron inocentes, sino, y léase bien, porque la Fiscalía no presentó un documento autenticado, sino una fotocopia.
Cualquier bachiller sabe que las fotocopias si no van autenticadas no tienen valor alguno, mucho menos en casos tan complejos como el que se ventilan contra la familia Flores.
De ahí que el “hierro” de la Fiscalía no puede tomarse como tal, mucho menos pensar que se trató de un olvido. Mas bien de lo que se trató es de una acción a propósito para proteger a la familia Flores y al partido ARENA, y así no afectarlo en la presente campaña electoral. Y es que fue el mismo expresidente Flores, y luego el hijo de este, quienes aceptaron que los millones de dólares de Taiwán que venían para los damnificados fueron a parar a las arcas del Estado.
Nos parece que la sociedad civil histórica, y no los grupos pro areneros que han salido en los últimos años, deberían pedir que se cite ante la Asamblea Legislativa al fiscal general para que explique el bochornoso papel de este caso.
Es más, o el olvido y negligencia de la Fiscalía debería concluir con un procesamiento contra el fiscal general, o destituirlo.
En última instancia, lo menos que debe hacerse es reelegir al fiscal general Douglas Meléndez.