Iosu Perales
De comandante guerrillero a Presidente de la República. El nombre de Salvador Sánchez Cerén evoca una vieja verdad: verde es el árbol de la vida. Cierto, tadalafil salve la vida depara hermosas noticias y transforma aquello que parecía imposible en innegable realidad. “Con sueños se escribe la vida” es como tituló su autobiografía, case poniendo con ello de manifiesto como de la tenacidad y convicciones de los seres humanos surgen primero brotes verdes y más tarde plantaciones de libertad. Aquel joven maestro de ANDES 21 de Junio que acompañaba a Mélida Anaya Montes en las luchas gremiales, probablemente nunca soñó en que sería presidente de El Salvador, pero si soñaba en un país democrático. Ahora, la democracia, le ha devuelto su sacrificio y le ha hecho Presidente.
A punto de ser investido, se aleja de la tentación de la misión cumplida, para trabajar por su otro gran sueño: hacer realidad el Buen Vivir. Como gran reformador social no se conforma con gobernar, tiene el anhelo de refundar, a él le interesa una nueva sociedad. Es un impulso moral revolucionario el que dirige sus pasos: una nueva civilización cimentada en los Derechos Humanos y en los Derechos de la Naturaleza, es posible. Quiere hacer del pequeño Pulgarcito de América un gigante portador de una buena nueva, contribuyendo a la ola de cambios que se extiende por América Latina.
Su propuesta es de nación. Desde que estalló la paz, Salvador Sánchez Cerén habla más que nunca para toda la sociedad, para los suyos y para los otros. Es necesaria una gran mayoría social para el cambio tan profundo que propone. Sus claves, en todo caso, tienen raíces tan profundas y largas como su vida: la crítica a un modelo de sociedad que ha fracasado por ser fábrica de injusticias y el propósito de construir una comunidad nacional sobre los pilares de la igualdad de oportunidades, la redistribución de las rentas y la riqueza, la igualdad de género, la convivencia armoniosa con la naturaleza, fomentando una nueva manera de producir, de consumir y de organizar la vida.
En la Constitución y el Programa de Gobierno tiene el nuevo gobierno del FMLN dos puntos de apoyo para su andadura hacia el Buen Vivir. La tarea es superar el mal desarrollo para, situando a las personas en el centro de todas las políticas, ir levantando ladrillo a ladrillo experiencias de economías post neoliberales y de producción y reproducción social. Son todos los sectores sociales los llamados a un régimen de desarrollo social y solidario, donde la iniciativa privada y el empresariado de todos los niveles tienen un lugar importante. El Estado debe ser un motor, pero hay otros motores. El más potente de todos: la propia sociedad.
En sus libros, Sánchez Cerén ya nos comunica su interés por una relación equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con una naturaleza con derechos. Su propuesta de nuevo modelo económico y social es una gran oportunidad para todas y para todos, para el país. Para hacer semejante recorrido apasionante, innovador y refundador, tiende sus manos a toda la llamada sociedad civil y sus organizaciones, formulando una invitación a contar con todos los aportes, con todas las críticas constructivas y todos los esfuerzos, para hacer una nación donde todas las personas dispongan de todos los derechos. Condición indispensable para transitar hacia la felicidad, que es un quehacer individual y colectivo. La participación ciudadana es sin duda factor estratégico para vencer la pobreza y la exclusión y caminar con fuerza hacia ese horizonte del Buen Vivir.
La edificación del Buen Vivir es una lucha de valores contra valores. El mundo subjetivo que nace ha de abrirse camino peleando duramente contra un mundo viejo todavía vigoroso que cuenta con numerosos apoyos. La ventaja del nuevo Presidente es que está entrenado en esta batalla, siendo él mismo portador de valores solidarios y de entrega al prójimo, concretados en un proyecto político, a lo que se une su gran vocación pedagógica y educacional. Comparte plenamente lo dicho por el inolvidable Nelson Mandela: La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. A lo que tal vez habría que añadir que en esa lucha entre lo nuevo y lo viejo la educación popular será el factor decisivo.
Un ex guerrillero en la presidencia de la República de El Salvador, es una agradable realidad. Pero también es un hecho que nos recuerda que no hay camino fácil para la libertad. Desarrolló su juventud en una etapa oprobiosa de la historia nacional y se rebeló contra la tiranía. La elección era: rendirse y someterse a la dictadura o formar parte del bando de la democracia, de las mayorías. La vida nos enseña que, ahora en la paz, la herramienta más poderosa es hablar con la gente, animarla a que se organice, a que despliegue sin temor su pensamiento libre y crítico. Una buena cabeza y un buen corazón son una unión formidable y Sánchez Cerén posee ambas cualidades.
Nuestro Presidente ha escrito: “Toda mi vida la pongo en la perspectiva de esperanza indeclinable en el porvenir entendido como una gran obra humana. De este modo, todo mi pasado se vuelca sobre el presente y hacia el futuro: sé que el camino que falta por recorrer es duro, largo y complejo, pero he aprendido a ser paciente y constante. No dudo de las posibilidades de este nuestro pueblo, tan emprendedor y tan valiente para afrontar los grandes desafíos. En realidad toda mi trayectoria ha estado y está mirando hacia delante; logramos algunos objetivos y yo siempre miro más alto y más lejos. Lo ya logrado es bastante pero insuficiente. Sé que el afán, el deseo de construir una realidad más justa es una obra colectiva, de la comunidad. Es cierto que vivimos un período de tiempo en el que muchos objetivos parecen irrealizables, pero en los momentos difíciles los ideales se erigen en forma de principios, de convicciones, y ello unido a una práctica acertada termina por demostrarnos que lo aparentemente imposible se hace posible. Precisamente, la historia nos demuestra que los pueblos somos determinantes, pues la historia es una creación humana y nada está escrito previamente: somos los hombres y las mujeres reales los que podemos cambiar la vida”.
Salvador Sánchez Cerén, un hombre para la historia de El Salvador.