En su discurso pronunciado al pie de la estuatua de La Libertad, en cadena de radio televisión, con motivo de conmemorar el 195 aniversario de nuestra independencia patria, el Presidente Salvador Sánchez Cerén insistió, una vez más, en la “unidad de todos los sectores de la sociedad”, pues es la única forma para que El Salvador supere los grandes problemas de país.
El mandatario no tuvo ningún impedimento en admitir que los grandes problemas del país son la pobreza y la desigualdad. Y en efecto, estos son los dos grandes problemas estructurales que han provocado otros grandes males en El Salvador, que agobian a la ciudadanía y la esclavizan de una manera distinta a la que se abolió aquel 15 de septiembe de 1821.
Porque la violencia provocada por las pandillas y el crimen organizado esclavizan a las familias trabajadoras y emprendedoras en el país, cuando son extorsionadas. O por el miedo que aquellas provocan con las simples siglas amenazantes en los muros o paredes de las zonas donde dicen “controlar”.
Esclavizan al pueblo, cuando empresarios antipatriotas evaden los impuestos, con lo que el Gobierno se ve imposibilitado a otorgar a tiempo los beneficios que los impuestos suponen para el pueblo.
Esclaviza la desigualdad, cuando solo un puñado de familias pudientes, que según un estudio suman un aproximado de 160, y que se llevan el 70% del Producto Interno Bruto. Lo que signifca que esas familias se llevan a sus bolsillos, año con año, 16 mil 800 millones de dólares, mientras que el resto, 7 mil 200 millones se lo distribuyen seis millones de habitantes, más lo que llega al fisco en concepto de impuestos.
Y solo combatiendo la pobreza y la desigualdad, se pueden combatir otros males que estas provocan, como la delincuencia social y la insatisfacción ciudadana no solo por los servicios ineficientes que reciben, sino su propia satisfacción producto de su renta anual.
Obviamente, la pobreza y la desigualdad no se combaten por decreto ejecutivo, sino a partir de compromisos patrióticos de todos los sectores para hacer que el país crezca económicamente, y con una distribución justa, que no equitativa.
Ese llamado a la unidad del Presidente Salvador Sánchez Cerén significa que la derecha política y oligárquica del país, renuncien a sus planes de inestabilidad de este Gobierno y del ahogamiento económico.
La derecha se equivocó al creer que estrangulando al Gobierno, al negarle financiamiento, van a lograr el descontento popular contra el Gobierno y el partido gobernante FMLN. Lo que hacen es meterle más zozobra y despertar de una vez la conciencia de clase.
Esperemos, pues, que el llamado de unidad que hizo el Presidente Sánchez Cerén, lo oigan quienes tienen que oirlo, y actúen juntos para combatir las nuevas formas de esclavizar a los pueblos.