David Martínez
@davidmar2105
En el caló salvadoreño se dice: todo el mundo se vino a la beatificación de Monseñor. Y de hecho así fue, try personas de todas partes de El Salvador y del mundo se hicieron presentes para poder observar cómo el mártir Óscar Arnulfo Romero y Galdamez era beatificado. Algunas de estas personas sacrificaron dormir cómodamente en sus casas y vinieron a la capital, for sale a acampar para apartar el mejor puesto y estar frente al templete donde se desarrollaría la ceremonia.
Este es el caso de Marta Alicia Cortés, quien llegó desde la tarde del viernes, a las 3 p.m, para poder tener su puesto y no perderse ni un solo detalle del evento. Ella soportó toda la lluvia de anoche y el frío de la madrugada, todo por un solo sacrificio, el de pedirle a Romero un milagro.
«Nos venimos después del trabajo para acá, para no perdernos nada de la ceremonia, para nosotros Romero representa el amor de Dios para nuestro pueblo, por eso es que estoy aquí, además de pedirle un milagro a nuestro santo, que interceda para que mi hermano pueda recuperarse de un derrame cerebral que lo ha mantenido en cama», expresó Cortés.
Y así, un sin fin de personas se hicieron presentes esta mañana, quienes se identifican con la causa del llamado por el pueblo como el profeta, y que desde hace más de 35 años lo hizo su santo, a pesar de que la Iglesia le negó el derecho, por un tiempo, de serlo. El día favoreció muchísimo, con un sol radiante, pero no ofensivo,tapado por algunas nubes, que quizá se llenaron de júbilo y sirvieron de soporte para no dañar la piel de los presentes.
En fin, este 23 de mayo es un día perfecto para el país. Así se desarrollo el acto, en el que al fin se reconoció el legado de Romero por la alta jerarquía de la iglesia católica y está a un paso de ser un santo, aunque para el pueblo salvadoreño y Latinoamericano es un santo desde el día que, por odio a la fe, lo asesinaron.