Por Park Chan-Kyong
Seúl/AFP
Un misil balístico norcoreano cayó por primera vez en aguas japonesas, este miércoles, provocando la cólera de Tokio y fuertes críticas de Estados Unidos, sumándose a la tensión ya existente de Pyongyang con Seúl y Washington.
El ejército estadounidense informó que Corea del Norte disparó dos misiles «Rodong» de medio alcance, uno de los cuales estalló en el momento del lanzamiento.
Los misiles fueron disparados desde el oeste de Corea del Norte hacia las 22H50 GMT del martes, indicó el Comando estratégico estadounidense.
Fuentes japonesas indicaron que el misil cayó en la zona económica exclusiva de Japón a 250 km de sus costas del norte, a las 08H05 del miércoles (23H05 GMT del martes).
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, condenó «un acto escandaloso, que no será tolerado» y que representa «una amenaza seria para la seguridad del país».
Estados Unidos condenó una clara violación de las resoluciones de la ONU que prohíben a Corea del Norte utilizar la tecnología de misiles balísticos.
«Esta provocación sólo sirve para reforzar la determinación de la comunidad internacional de contrarrestar las actividades prohibidas» de Corea del Norte, declaró Gary Ross, portavoz del Pentágono.
Esta es la primera vez que un misil cae en aguas japonesas. En 1998, solo la segunda etapa de un misil norcoreano aterrizó en la ZEE del país.
Estados Unidos y Japón declararon que van a pedir al Consejo de Seguridad de la ONU que convoque a una reunión de emergencia.
«Las primeras indicaciones dan cuenta de que uno de los misiles estalló inmediatamente después del disparo, mientras que el otro fue rastreado desde Corea del Norte hasta el mar de Japón», donde cayó, indicó Comando estratégico estadounidense.
El misil fue lanzado desde las inmediaciones de la ciudad de Unyul (suroeste) en dirección del mar de Japón, dijo por su parte el Ministerio de Defensa surcoreano.
Estos disparos tuvieron lugar después de que el gobierno norcoreano amenazara con una «acción física» contra el despliegue de un escudo antimisiles estadounidense en Corea del Sur.
«No se produjeron señales de alerta, es un gesto extremadamente problemático y peligroso desde el punto de vista de la seguridad de los aviones y barcos», subrayó el portavoz del gobierno nipón, Yoshihide Suga.
Este lanzamiento se produce dos semanas después del disparo de tres misiles balísticos que, según Pyongyang, simulaban unos ataques nucleares preventivos contra puertos y aeródromos surcoreanos que albergan materiales militares estadounidenses.
Después del cuarto ensayo nuclear norcoreano el 6 de enero, seguido el 7 de febrero por el lanzamiento de un cohete considerado generalmente como una prueba de misil balístico disimulado, las tensiones no han dejado de agravarse en la península coreana.
Sube la tensión
Aunque las resoluciones de la ONU le prohíben todo programa nuclear o balístico, Corea del Norte avanza, según los expertos, en sus esfuerzos para poner a punto un misil intercontinental (ICBM) capaz de llevar el fuego nuclear hasta el continente americano.
Japón había expresado en un libro blanco publicado el martes sus inquietudes por el programa nuclear norcoreano y estimaba posible que Pyongyang haya conseguido, como afirma, «miniaturizar cargas nucleares y desarrollar cabezas nucleares».
Pyongyang amenazó el 11 de julio con una «acción física» contra un escudo antimisiles THAAD (Terminal High Altitude Area Defence) estadounidense que debe ser instalado en Corea del Sur y que Seúl considera vital para su seguridad nacional.
«Nuestro compromiso a favor de la defensa de nuestros aliados, entre ellos la República de Corea del Sur y Japón, frente a esas amenazas resiste cualquier prueba», dijo Ross el miércoles.
«Estamos prontos para defendernos y defender a nuestros aliados contra cualquier ataque o provocación», agregó el funcionario del Pentágono.
El ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Yun Byung-Se, estimó que el lanzamiento del misil actúa como una constatación de la necesidad de «desplegar el THAAD».
Washington y Seúl habían anunciado con anterioridad que habían llegado a un acuerdo sobre el despliegue del escudo antimisiles de aquí a fin de año, ante la multiplicación de las amenazas provenientes de Corea del Norte.
Estos disparos ocurrieron a una semanas del inicio de nuevos ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur.
Las maniobras llamadas «Ulchi Freedom» son una simulación en ordenador pero movilizan a varias decenas de miles de soldados.
Se trata de uno de los numerosos ejercicios anuales realizados por los dos países y presentados por Washington y Seúl como puramente defensivos.
Pyongyang los considera una provocación y los presenta regularmente como el «ensayo general de una invasión» de su territorio.
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