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UN NIÑO DE NOMBRE RODOLFO

Aristarco Azul

cuentista

L

legado el final de la media noche, find faltando pocos minutos para las doce, buy viagra la alegría  se esparcía en todos los rincones de las casas, que estaban adornadas con  foquitos quienes daban luces con cientos de colores y parpadeaban como estrellas, la madre del hogar,   quien había cocinado,  llamó la familia    a sentarse junto a la mesa, la cena se había servido, todos los niños y algunos adultos del vecindario estaban  quemando pólvora   con gran alegría  ante la celebración de venida del  nacimiento de El Niño Dios, en ese momento entró a la casa el hijo de la familia  con olor a  pólvora quemada,  el padre y la madre  se dijeron  en secreto :

¡¡¡Esperemos que se duerma y le pondremos  su regalo!!!

¡¡¡Esta bien mi amor!!!, así, lo haremos.

Terminada la cena, esperaron   veinticinco minutos, después de comer mientras  se escuchaba la alegría en las afueras, acompañada con sonidos  de cohetes, bailes   canciones de recuerdos  y  oraciones  en gracia al divino redentor;  el niño, mientras se lavaba las manos y la boca dijo a su madre:

¿Madre,  es cierto  que  existe Santa Claus? Y ¿Que viene después que ha nacido  El Niño Dios?

¡Si  hijo,  existe Santa Claus!, y ahora que ya nació El Niño Dios,  vendrá con regalos para todos los niños de la tierra!

¿Y,… Por qué no les da a los niños  lo que piden en sus cartas y oraciones?

Si, les   da sus peticiones, siempre y cuando los niños  sigan  las indicaciones  que  Santa  les advierte, ¡hhum-mmmm!, ¿A qué viene esa pregunta  hijo?

Nunca le he  visto venir y no me ha traído nada más que unos juguetes, un carrito, un avioncito, chibolas ,  y unos soldaditos de plomo, comida y  el amor que  tú medas junto con papá, pero nunca le he visto, dicen  que  tiene  un carruaje  que lo halan  renos  voladores, que pasan por el cielo, en época de navidad, y todos los  días del año pasan  almacenando juguetes para  repartirlos  en  ésta época,  pero yo, no les  veo para nada

¿Lo quieres  ver  mi niño?

¡Sí, madre  le quiero ver!, ¡Y… Quiero ver a Santa Claus!

Entonces  después que ores  el padre nuestro para acostarte,  ¡Y, puedas verlos!,  debes decir: (Padre celestial, con el poder que  tú les has dado a los renos de Santa Claus, dadme el poder  a mí,  de  verles), y Dios  te  dará ese poder  para que les veas volar por el cielo

¡Si madre eso haré!

Rodolfo, se hincó para hacer la oración, al terminar se acostó,  luego  la madre  le cobijó, le dio un beso en la frente

¡Buenas noches  mamita!,

¡Buenas noches mi niño lindo!

¿Veré a  los renos y a Santa Claus, madre?

Si  los veras  pero, cierra tus ojitos  duerme y debes pedirle de corazón,  para que se te haga realidad el sueño

El niño  se quedó orando en silencio

¡Padrenuestro que estás en el cielo sant…,tii-ffi-caaaa-d…, pero madre ¿Cómo sabré si se me concederá  verlos pasar?, y  ¿A qué  horas pasa?

¡¡¡Solo ve  para el cielo  y  lo distinguirás!!!

El niño se quedó viendo para el cielo  fijamente sin parpadear, el espacio celeste se estaba despejando  de las nubes que rondaban  aisladas, quienes  descubrieron a la luna  que se encontraba  completamente llena, ella, alumbraba  con gran esplendor  llegando a todos los rincones  de la tierra,  también  el espacio se empezó a vestir de miles de estrellas;  en ese momento por la ventana donde dormía Rodolfo, se acercó el perro  canelo

El niño  tenía  los  párpados medio abiertos  que solo  se le veía lo blanco  de sus córneas, enseñaba  una mínima parte de sus pupilas,  que al ver  a canelo Rodolfo  vio  un reno, y cuando el perro ladró  el niño  escuchó

¿Quieres ir a pasear al cielo?

El niño se extrañó, y le contestó

¿Cómo, es que has podido bajar y no me di cuenta?

Ven, te llevaremos en el carruaje de Santa Claus, mientras él reparte los juguetes a tus amiguitos  y a todos los niños de la tierra

¿Y éstos juguetes?

Es por si  faltan, aquí andamos  más de todos tamaños y para los gustos

¿Y Santa?

Él, anda un costal lleno de juguetes,  que lo va depositando en las casas donde  hay uno o varios  niños, les da un regalo a  cada pequeño

Si no me encuentra,  no me va a dar  juguetes a mi

Pierde cuidado,  a  Santa no se le olvida, además  andas con nosotros, pero sube antes que acabe la madrugada

El niño  convencido por el reno que  miraba, subió con cuidado al carruaje que estaba lleno de juguetes

Antes que  viajemos te presentaré a mis amigos

¿Cómo se llaman ellos?

Allí tienes a  mi derecha Dasher, Prancer , Comet, Donner, a mi izquierda  tienes a Dancer ,Vixen, Cupid y Blitzen

¿Y tú cómo te llamas?

¡¡¡Yo, soy  Rudolf!!!,  quien va adelante,   como líder de  mis  seguidores…

¿Cómo, te llamas igual que mí?

Cada uno de nosotros  tiene  un gran corazón,  es por eso   que andamos  con Santa,  y todos los años, damos  juguetes a los niños para que tengan como divertirse  que se porten bien con sus padres,  las personas mayores y también hagan sus tareas  que les dejan los profesores  en la escuela

Cada uno de los renos  cuando oían su nombre, doblaban la pata derecha  e inclinaban su cabeza  en son de saludo al infante, cuando iban  en el aire      el niño llevaba  su corazón lleno de alegaría y contento  pasaba tocando las estrellas   quienes parpadeaban  sin molestar su vista, desde lo alto pudo ver la tierra e  iba diciendo

¡Que maravilla!, ¡Que  felicidad!,  ¡El cielo es  hermoso!, gracias   Diosito, gracias ¡¡¡Madrecita lindaaaaa!!!,  ¡¡¡Gracias  papáaaaaa!!!,  ¡¡¡ He visto a Saaaaantaaaaa, Clauuuuus!!!, y ¡a los renos de Santa!!!, ¡¡¡Santa Claaaaasss, essssssstreeeeeeeeellaaaaas del cieeeeeeeelooooo!!!

Y  pudo ver desde lo alto a  Santa, que repartía juguetes de puerta en puerta, con el pelo blanco, vestido largo mangas largas, de  color marrón y un bolso grande, grande,  donde  sumergía  su mano para sacar los juguetes  que dejaba,      y repartía a todas las casas en la tierra.

En ese momento entraron al dormitorio  los padres de Rodolfo,  le  colocaron  junto a la cama, lo que habían comprado para su hijo y cuando  cantó  el gallo  su tercera vez, al momento que el sol alumbraba reluciente el nuevo día, Rodolfo  abrió sus ojitos  y encontró  junto a su lecho una bicicleta  con  una tarjeta   que decía

” Feliz navidad y  feliz año nuevo Rodolfo”,

¡¡¡Mamáaaaaa, Papáaaaaa!!!,  ¡¡¡Vinooooo Santaaaaa Claaaaaus,  vinooooo Santaaaaa Claaaaaus!!!

¡Y  Santa Claus, había llegado, a casa de  Rodolfo!… y Rodolfo en sus  sueños había visto  y viajado en el carruaje de Santa Claus,  junto a los renos…

Ver también

Ilustración de Iván Alvarenga. Sin título. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 14 diciembre 2024