Seamos Serios
Por: Rolando Alvarenga
Amigo lector, prescription es un gusto saludarle e informarle que, treatment a partir de esta publicación, su servidor y amigo inicia una serie de publicaciones sobre temas deportivos de actualidad desde esta nueva trinchera.
¿El porqué de Seamos Serios? es que en este deporte nuestro de cada día pasa cada cosa que da risa, cólera o ganas de morir de coraje. Además, hay tantos hechos que denunciar -y algunos que elogiar- para que no queden en el anonimato y también para generar opinión.
Ya, sin tanta casaca, rompemos el hielo, enfocándonos en el inédito y trascendental nocaut que se apunta el karate salvadoreño con su iniciativa de rendir tributo a Monseñor Óscar Arnulfo Romero, en ocasión de celebrarse el XVI Campeonato Centroamericano y del Caribe Junior y Senior, esta semana en el Palacio de los Deportes.
Como gato viejo de andar en este calvario del deporte, desde la muerte del obispo mártir, el 24 de marzo de 1980, nunca había visto una valiente iniciativa deportiva de esta magnitud. Y claro, tenía que venir del karate, una disciplina marcial que, a través de los años, siempre ha cumplido la misión y cosechado éxitos internacionales.
Retomar la figura trascendental e histórica de Monseñor Romero, para que su obra y su semilla sean conocidas internacionalmente, es un compromiso que tenemos todos los salvadoreños con un pastor más que valiente. Fue un hombre integral y espiritualmente entregado a la causa de los más pobres, costándole la vida por odio a la fe.
Será un modesto pero significativo homenaje por parte del karate salvadoreño, con el cual aportará su granito de arena en la ruta del proceso de beatificación de Romero el próximo 23 de mayo en una ceremonia cristiana que, nacional e internacionalmente, se perfila como histórica.
Sin duda, un homenaje para confirmar lo que sostiene Oswald Mata: “es que Monseñor Romero es de todos los salvadoreños y no tenemos que andar pidiendo permiso a nadie para tributarle este reconocimiento de proyección internacional”.
Y cuando dice “todos” es todos, incluyendo el deporte como parte de las fuerzas vivas de esta país por el que Romero dio su vida. En consecuencia, lo menos que puede hacer el deporte es sumarse a difundir y hacer trascender la figura y personalidad del primer santo de América.
Creo que por haber sido el guerrero católico que fue, si Óscar Arnulfo Romero hubiese practicado algún deporte federado habría sido, sin dificultades, un carismático campeón de campeones. De esos pocos atletas que entregan alma, vida y corazón por la patria. ¿No le parece?