Por Richard Ruíz Julién / PL
El vertiginoso proceso de reformas iniciado por Abiy Ahmed desde su nombramiento como primer ministro de Etiopía, lo hizo tan popular en África que hoy los expertos emplean un nuevo término para describir el impacto.
Desde Kenya hasta Sudáfrica, los ciudadanos de la región celebran el mandato de Ahmed y sus logros, alcanzados después de solo tres meses en el cargo, en los cuales el joven gobernante logró darle a millones de etíopes, y a muchos otros más allá de sus fronteras, una razón para sentirse optimistas sobre el futuro del segundo país más poblado del continente.
El 2 de abril, el ex oficial de inteligencia, de 41 años, se convirtió en el líder africano con menos edad actualmente en funciones, un puesto que implicaba asumir las riendas de una nación de importancia estratégica, pero casi al borde del caos.
Tres años de protestas incesantes, violencia y economía en deterioro llevaron a Etiopía al borde del colapso, según algunos expertos.
Pero el jefe de Gobierno actuó rápidamente. Liberó a miles de presos políticos, levantó el estado de emergencia, admitió que el régimen utilizó la tortura contra opositores en el pasado y tomó medidas para hacer las paces con el ‘archienemigo’, Eritrea.
También liberalizó entidades emblemáticas controladas por el Estado, a saber, Ethiopia Airlines y el sector de las telecomunicaciones, y dio pasos importantes para alejarse de una economía vigilada en exceso desde arriba.
La velocidad y la escala de los cambios promovidos alentaron a muchos, tanto dentro como fuera, incluso algunas de las figuras relevantes del exilio volvieron.
En el amplio Cuerno de África, se habla de un ‘dividendo de Etiopía’, y la mayoría espera que las reformas democráticas del mandatario tengan un efecto indirecto en los territorios vecinos.
No obstante, algunos analistas se mantienen expectantes, pues, en su opinión, las naciones africanas han sucumbido a este tipo de optimismo apresurado antes de sentirse amargamente decepcionadas.
En la década de 1980 y 1990, varias personalidades llegaron al poder hablando de transformaciones también, señaló el comentarista Abdullahi Boru Halakhe.
Era un momento en que la Guerra Fría y el apartheid en Sudáfrica estaban terminando y una nueva era en la política y en el reordenamiento mundial estaba en el horizonte, añadió.
Cuando Nelson Mandela asumió las riendas, muchos creían que la lucha de liberación había sido completada. El último país bajo el dominio colonial fue rescatado y los líderes revolucionarios que parecían creer en la democracia estaban en las más altas posiciones; con el tiempo, muchos de ellos -Mandela nunca- se volcaron hacia la represión y el autoritarismo, puntualizó Teodros Kassa, investigador del Centro de Estudios Estratégicos.
Entonces, ¿está obligado Abiy a correr el mismo destino? Todavía no hay indicios de que vaya a seguir esos caminos equivocados, pero para evitar tales riesgos, la sociedad etíope tiene que vigilar cuidadosamente sus pasos y no bajar la guardia, sin crear caos innecesario tampoco, manifestó Kassa
Como telón de fondo, todavía hay una fuerte facción que no está contenta con la agenda reformista.
El 23 de junio, una explosión provocó la muerte de al menos dos personas y dejó una multitud de heridos durante una manifestación a favor del Gobierno.
Si bien ningún grupo se atribuyó la responsabilidad del ataque, demostró que todavía hay una minoría de línea dura que no está satisfecha con el nuevo líder.
Los observadores coinciden en que el Frente de Liberación del Pueblo Tigray, partido integrante de la coalición que dirige el país, está a la cabeza de esa reticencia.
Además, hay quien ya se siente traicionados por el actual liderazgo. Los Irob, una comunidad minoritario residente en la región de Tigray, expresaron consternación por la decisión de normalizar las relaciones con Eritrea, lo cual podría ver cedido parte de su territorio.
Los especialistas resaltan que tampoco sería prudente desconocer esas quejas; la necesidad de andar con cautela y sostener una agenda independiente, autóctona, es la principal recomendación de los estudiosos para la administración de Ahmed.