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Un periodismo sin ética

Salvador Ventura

El editorialista de El Diario de Hoy, hace rato perdió el rumbo, la cordura y procede sin ética para criticar o enjuiciar toda obra o proyecto realizado por el gobierno, a quien acusa de ineficaz e incapaz para administrar las cosas del Estado, el señalamiento también es que este país “está manoseado por los comunistas”.

El editorialista parte de una tesis falsa: la economía comienza a caer, los servicios a deteriorarse, el mantenimiento de la infraestructura sigue a cero, el empleo a escasear, porque todo está en manos de comunistas, según sus escasas entendederas, nada más es bueno el capitalismo y sus variantes del liberalismo y el neoliberalismo para sacar adelante un país.

Al director de este periódico quisiera recordarle la responsabilidad social de la prensa que crea deberes a los periódicos, entre las cuales se encuentra la conciencia profesional, la ética, el deber de informar con veracidad y evitar la manipulación y la distorsión de las noticias o los comentarios sesgados.

De manera adrede, por malicia y odio  ideológico, el editorialista saca de contexto todo y únicamente toma en cuenta palabras o frases o un hecho aislado para atacar al gobierno y sus funcionarios, eso se llama faltar al decoro, a la ética y la conciencia profesional, pues cae en la calumnia y la difamación delitos contemplados en los códigos penal y procesal penal.

Le recordamos, además, que el desarrollo de la ética profesional no se funda ya en la libertad, de todos modos elemento básico, sino en la conciencia del periodista. Si de alguna manera se limitara su libertad para proferir insultos y distorsionar los hechos, su responsabilidad es mayor, en cuanto se debe al público y sus lectores.

El editorialista difama y agrede, cuando acusa al gobierno de “políticas intervencionistas”, de “ocurrencias de gente sin mayor educación” y de “incapacidad para administrar con eficiencia los recursos a mano”. A continuación viene la cereza en el pastel: “no hay dinero a causa de los despilfarros, la corrupción y la colosal incapacidad de ministros y funcionarios nombrados no por su saber o experiencia, sino por ser militantes del partido”.

El racismo, la soberbia y la prepotencia no son elementos ligados a la conciencia profesional, sino características muy propias del editorialista, el odio lo ciega y no repara en sus particulares debilidades. Es un tanto complicado ingresar a este campo, porque es una materia para expertos en la patología humana o incluso psiquiatras.

El director de El Diario de Hoy hace tiempo adquirió una patente de corso para atacar y difamar a las personas (funcionarios) que no comulgan con sus ideas, déjeme decirle esta es una democracia y la misma prensa admite dos clases de responsabilidad jurídica: la penal y la civil, contemplados en el código penal  y procesal penal. La responsabilidad penal, señor director, es la más grave en cuanto permite a un tribunal de represión, a un juez correccional o una corte superior, condenar a prisión o multar a un periodista que ha ultrajado al Jefe de Estado o ha cometido una difamación grave, como ya son normales en sus editoriales. El señor director es una persona mayor, con larga experiencia en el periodismo, por lo tanto no desconoce los límites de su responsabilidad, pero prefiere trasgredir los sagrados principios de la ética, de la conciencia profesional y de la misma lealtad y nobleza obliga que tiene con los lectores, antes de aceptar sus errores y pedir disculpas a los ofendidos.

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