Mauricio Vallejo Márquez
coordinador
Suplemento Tres mil
Mi abuela Josefina me dijo que escribir poemas de amor era algo difícil. ¿Difícil? ¿Cómo podía ser difícil decir lo que uno siente, sovaldi sobre todo cuando es amor? Era algo que me parecía un verdadero límite en mi neofito camino de escribir poemas de amor.
Veía los poemas de Pablo Neruda, de Gustavo Adolfo Becquer y tantos autores más y me seguí dibujando esa realidad en la que el amor se mostraba como el romance entre un hombre y una mujer, hasta que poco a poco me di cuenta que el amor tenía muchas expresiones más. No sólo es el amor de las parejas, ese común enamoramiento que nos venden las telenovelas.
Existen tantas clases de amor, como por ejemplo: el amor al pueblo, a la gente, al trabajo, a uno mismo. Y así percibí que el amor no tenía que ver sólo con el romance que percibía en mi adolescencia, iba mucho más allá.
Al descubrir que el amor se encontraba en cada uno de nuestros caminos me hizo dar el paso para decir con toda tranquilidad que uno estaba enamorado o que la persona amada movía el corazón, todos esos sentimientos y emociones pasaron a ser algo natural, ya no una impostura o un juego de palabras.
En estos tiempos de superficialidad es fácil decir te amo, sin sentir nada. Sin embargo, esas palabras llegan a desvanecerse como la neblina que vestía el volcán cuando era niño. Porque hay una gran diferencia entre sentir amor y decir que uno ama.
Al final de cuentas el amor es como las promesas. Hay una gran diferencia entre decirlas y cumplirlas. Por esa razón muchos políticos son cuestionados, tal y como los seres humanos que dicen amar y en realidad no lo hacen.
Eric Fromm afirma que el amor es un arte, y que como todo arte se aprende. ¿Quizá falta un poco de eso en todos? Aprender que amar no sólo es decirlo, sino hacerlo. Apropiarse del verbo como una bandera para ir por todos lados haciendo eso: amando. Para darnos cuenta que no sólo es saber ver el dolor del prójimo, sino hacernos partícipes del alivio de ese dolor; involucrarnos en las causas justas, ser mejores vecinos, ser en verdad seres humanos.
El amor es fácil pronunciarlo, incluso escribir innumerables versos evocándolo, enumerando cientos de páginas, escucharlo en los sermones, verlo en las calles como la característica principal de febrero.
Amar no sólo es regalar cosas como nos asegura la publicidad. El amor es algo que va más allá, tanto que si sólo tuviéramos un poco más de eso no habría discriminación ni violencia ni odio. Tenía tanta razón aquella canción de los Beatles que decía: “Todo lo que necesitas es amor (All you need is love)”
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