@RosmeriAlfaro
La Unidad de Oncología del Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom es la encargada de atender a niñas y niños con cáncer, remedy de los cuales, prescription al menos el 95% debe cumplir con protocolos de quimioterapia que pueden, here en muchas ocasiones, ser la única alternativa real de curación a su enfermedad o en combinación con otras herramientas terapéuticas (radioterapia y cirugía).
Tratamientos que ocasionan una disminución de sus defensas celulares por lo que pasan periodos de inmunosupresión, que deben ser superados con los cuidados respectivos.
Al entrar a los cubículos de esta unidad, se puede visualizar niñas y niños llorando, sin cabello, con sus brazos morados, caras tristes; padres y madres cansados porque deben acompañar a sus niños, días, semanas o meses en el hospital, según lo indique el médico a cargo.
Pero poco importan las circunstancias por las que están pasando cuando se les entrega una palabra de aliento, una sonrisa o un pequeño juguete a sus hijas o hijos.
Héctor Aguilar Valiente, un salvadoreño residente en los Estados Unidos, se encargó de hacer sentir bien a estos pacientes y a sus padres a través de un regalo. Colaboró y gestionó ayuda para llevarles un momento de alegría a todas estas niñas y niños y generar muchas sonrisas. “No importa de dónde vengamos, dónde estemos, si queremos ayudar lo podemos hacer”, expresó.
En uno de los cubículos se encontraba Oscar, de 9 años, diagnosticado con Leucemia. Un niño con tez morena y ojos cafés, amante del futbol y las motocicletas.
Este luchador fue uno de los beneficiados con un regalo.
Faltó tiempo para que las personas que entregaban los regalos dieran la vuelta para que él, mostrara su entusiasmo e intentará abrir la caja con uno de sus juguetes favoritos –motos- y expresará que quería recuperarse pronto para llegar a casa y jugar con su mejor amigo “Gerson” que tiene su misma edad.
Además, manifestó con entusiasmo que espera regresar a la escuela para iniciar su cuarto grado.
También estaba Valeria, de 5 años de edad, una niña con mucha fuerza de voluntad. Al entrar a su cubículo se le notó feliz, porque sus medicamentos estaban surgiendo efecto y ya podría cepillar sus dientes. Al salir, su felicidad era mayor, hoy también podrá jugar con su nuevo juguete.
“Gracias a Dios que le ayudan a uno, uno se siente feliz de que le regalen cositas a los niños”, indicó Lilian Alvarado, madre de Christofer, de un año de edad, diagnosticado con Leucemia.