A principios del siglo veinte, el Día de la Madre en El Salvador se celebraba en el mes de febrero, pero fue en 1983 cuando la Asamblea Constituyente de la República de El Salvador, ahora Asamblea Legislativa, emitió el Decreto Legislativo número 205, en el que se decretó oficialmente el 10 de mayo como el Día de la Madre.
Ante la proximidad de esta fecha, consideramos importante analizar los avances que se han tenido en atención a madres en el país. La última Encuesta Nacional de Salud (ENS), presentada en 2015 por el Ministerio de Salud –MINSAL- hace referencia a la proporción de mujeres que dieron inicio temprano a la lactancia materna, la cual aumentó de un 33% a un 42% en los últimos cinco años.
Hubo, por otro lado, una mejora sustancial en la cobertura de atención prenatal, ya que pasó de un 77% a un 90%. Los partos institucionales, atendidos por personal capacitado en un establecimiento de salud se incrementaron del 85% al 98%.
Según el Informe de Labores del MINSAL 2016-2017, la mortalidad materna continúa siendo uno de los indicadores más sensibles de equidad, por lo que su reducción es un compromiso prioritario para el MINSAL. Para 2016 se tuvo una razón de mortalidad materna de 27.4 muertes por 100,000 nacidos vivos, una reducción de casi 15 puntos con respecto al año anterior. Este es uno de los cinco valores más bajos en el grupo de países latinoamericanos y del Caribe. En 2016 se alcanzó el 99.1% de partos hospitalarios en los 28 hospitales del MINSAL que cuentan con servicio de maternidad (99.6% de parto hospitalario en las instituciones del Sistema Nacional de Salud). Se reportaron 9,335 partos menos comparados 2015, la tendencia en el descenso de partos verificados se ha mantenido desde 2014.
En el marco de la próxima celebración del Día de la Madre y motivando al Estado para que continúe fortaleciendo la atención en salud, educación, y fomentando el pleno desarrollo de la mujer como madre y pilar fundamental de la sociedad salvadoreña.
CIDEP felicita a las madres que día a día luchan por sacar adelante a su familia, a pesar de las dificultades económicas y sociales por las que atraviesa el país. Reafirmamos en este contexto nuestro compromiso de implementar procesos de educación sexual y reproductiva a adolescentes y jóvenes, para que la responsabilidad de ser madre y padre no llegue a temprana edad y las nuevas generaciones puedan vivir las diferentes etapas de su vida de manera responsable con pleno goce de derechos.