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Un seminario como pocos: lleno de singular sabiduría

Carlos Girón S.

¡Fantástico!”, viagra “¡formidable!” fueron las palabras con las que me saludó un amigo que me narró lo sorprendido  y admirado de los grandes conocimientos que están a la mano de cualquier buscador sincero de la verdad y explicaciones sobre los grandes enigmas de la existencia, buy viagra como él tuvo oportunidad de escucharlo en un seminario al que asistió, denominado “Ritmo Universal, Evolución, Energía y Armonía Cósmica”, desarrollado por el Ingeniero Julio César Ortiz Molina en el Centro Cultural Rosacruz AMORC Sonsonate, en esa metrópoli.

Rubén es el nombre del amigo que me narraba con gran entusiasmo los puntos que había abordado el conferenciante dentro del tema general. Corresponden –me dijo—a lo que en las escuelas de misticismo se conoce como los 7 Principios Herméticos, que se atribuyen al sabio egipcio Hermes Trismegisto, por lo que se llaman de esa manera.

El conferenciante –prosiguió Rubén– daba amplias y profundas y abundantes explicaciones sobre cada principio, pero a pesar del esfuerzo, uno, al menos yo, no alcanzaba a tomar nota de todo. Por ejemplo, dijo, ilustró a los asistentes sobre lo que es el primer principio: “El TODO es MENTE – el Universo es Mental”. Comentó que ese principio le parecía grandioso y que hay que “darle pensamiento” (yo pensé que quería decir, “meditar”) para ahondar en él. Agregó: “Yo alcancé a anotar que, en base a ese principio, si creemos (con convicción), decretamos y creamos”. “El Ing. Ortiz dijo mucho más sobre este punto y debo esforzarme para tratar de recordar qué otras cosas hermosas expuso, al respecto”,  explicó el amigo.

Continuó refiriéndome el amigo, que luego el disertantes se refirió al segundo Principio: el de Correspondencia: “Como es arriba, es abajo, y como es abajo, es arriba”. Aquí dijo que puede resumirse perfectamente diciendo que así como es el Macrocosmos, así es el Microcosmos, añadiendo que el primero corresponde al Universo y el segundo al ser humano, el hombre, y que así lo han considerado siempre los sabios desde la antigüedad.

Y continuó Rubén: el tercer Principio dijo Ortiz que es; “Todo vibra, todo está en movimiento, nada descansa”, lo que me recordó algo que dijo Heráclito, que todo cambia. Y hay mucho más que decir sobre este tema.

El amigo me narró que el seminario continuó desarrollándose con el cuarto Principio, el llamado de Polaridad: que todo en la vida, en la Naturaleza, es dual; que todo tiene dos polos opuestos, positivo, negativo; masculino, femenino, etc. y mucho más.

El Principio del Ritmo, dijo Rubén, es el que abordó luego el Ing. Ortiz, explicando que, de acuerdo con el mismo, “todo fluye, hacia afuera y hacia adentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas se elevan y caen, y que la oscilación del péndulo es hacia la izquierda y hacia la derecha, siempre.

Según el amigo, recordó que el que le sigue es el Principio de Causa y Efecto – Todo sucede de acuerdo con la Ley; nada ocurre por azar, pues el azar no existe. Después vino el último, el de Género, según el cual, en todo está el género; todo tiene su aspecto masculino y femenino y se manifiesta en todos los reinos.

Mi amigo explicó que el seminario fue suficientemente amplio, con la ventaja de que incluyó ejercicios prácticos que utilizan los místicos, por ejemplo, para lograr la elevación de la consciencia, para lograr la armonización cósmica; para entrar, adorar y meditar en lo que llaman Sanctum Celestial.

El amigo dijo que resultó sorprendido de enterarse cómo es que los Rosacruces comprenden y explican a Dios, Su naturaleza, Su Realidad, y cómo pueden alcanzar estados de comunión con Él y Su Consciencia.

Rubén dijo por último que se alegró de haber dispuesto asistir a dicho seminario, admirando del inmenso bagaje de conocimientos que tiene el conferenciante, Ing. Ortiz, que lo felicitaba, considerando que estar en el seminario era una de las cosas más importantes que ha hecho en su vida en los últimos tiempos, y que se dio cuenta de que todo ese caudal de conocimiento es el que imparten las enseñanzas de la Antigua y Mística Orden Rosacruz, AMORC, y que por ello pronto daría los pasos para afiliarse a dicha organización, considerando que vale mucho la pena hacerlo.

Le tomé la palabra y lo felicité por el aprendizaje del nuevo conocimiento adquirido y que ello debería tomarlo como aguijón para proseguir en sus andanzas por esos caminos del saber, como lo comprobó en este evento cultural, según dijo, muy diferente a la generalidad de seminarios que tratan sólo sobre aspectos materiales de la vida, dejando a un lado la parte espiritual del ser humano. Le respondí que era cierto.

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