Liliana Martínez-Scarpellini/dpa
Pocas veces la fuente de inspiración para una película de Disney es un libro infantil que no sea un clásico europeo, order por lo que “Alexander and the Terrible, Horrible, No Good, Very Bad Day” llega a la cartelera con un halo diferente al resto.
Sí, se trata de un libro conocido, publicado por Judith Viorst en 1972, aunque sin la tradición de los grandes clásicos por los que los estudios se han inclinado más en el pasado, una historia que ha recibido multitud de premios y que ahora Rob Lieber ha adaptado a la gran pantalla.
Aunque con las variaciones naturales de una historia para un público moderno, la base sigue siendo la misma, las aventuras de un joven de 11 años cuya suerte siempre es nefasta y a quien su familia siempre ignora en ese rol de creerse el joven con peor mala suerte del mundo.
Todo ello hasta que un día decide, aprovechando el día de su cumpleaños, maldecir a su familia con una especie de conjuro para que sepan lo que le toca vivir a diario, una idea que surte efecto pero que al mismo tiempo tiene consecuencias devastadoras para toda la familia, desde sus tres hermanos hasta sus devotos padres.
En realidad, en la cinta pasa de todo a lo largo del día, con la advertencia constante para el público de que siempre hay algo malo que está a punto de suceder. De esa forma, el director puertorriqueño Miguel Arteta crea una atmósfera muy proclive para provocar la carcajada rápida entre el público, con la ventaja además de contar con un comediante experimentado como Steve Carell, que admite que se lo pasó de maravilla durante el rodaje.
Suyas son algunas de las escenas más cómicas de la cinta, con esa seriedad habitual mientras se ve envuelto en las situaciones más disparatadas. A su lado tiene a Jennifer Gardner, menos acostumbrada a lidiar con comedias de este calibre, pero feliz de haber podido hacer semejante cinta.
En cuanto a los niños, Arteta explica que entrevistaron a 500 para poder dar con el joven Ed Oxenbould, un australiano que encajó con lo que estaban buscando exactamente y que aseguró haber vivido la mejor experiencia de su vida. “Los actores se convirtieron en una familia para mí, hasta el punto de que a Dylan (Minnette) lo veía como a un hermano mayor y a Kerris (Dorsey) como a una hermana”, señaló Oxenbould.
Arteta, por su parte, define su trabajo como “una película divertida para la familia que tiene mucho que ver con las películas de John Hughes”. Además, asegura que le encantó la idea de adaptar un libro que ha vendido dos millones de copias en todo el mundo. “Creo que encaja bien con la gente porque significa que está bien admitir que a veces las cosas no salen de la forma en que esperas”.
En cuanto a los matices para adaptar un pequeño cuento de 32 páginas a color, la productora Lisa Henson afirma que la idea original fue usar el libro para la primera parte de la película, como planteamiento, para después crear un nudo y un desenlace completamente nuevo. “Queríamos que el segundo día de Alexander fuera incluso peor que su primer terrible día”.
Claro que el resultado es algo completamente disparatado, un humor tan absurdo e imposible de concebir en la vida real que por eso sorprende y descoloca al espectador. Es, como explica Carrell, un día de caos en el que prevalece la esperanza de que el día acabe bien, pese a todo, una cadena de infortunios que al final unen más a la familia en cuestión.