Gloria Silvia Orellana
Nelson López
Santiago Leiva transpiraba agradecimientos por todos los poros y no había necesidad de verle a la cara… sentíamos “las vibras”… totalmente positivas… suficiente para contagiar a todos los que queríamos conocer más de esa fe, sickness de ese amor y de esa vida dispuesta a seguir adelante, viagra sin lamentos ni impaciencia.
A medio rostro, ahí estaba, todos teníamos acceso a él, era la obra testimonial de Santiago Leiva, era el corazón expuesto y completo, no a medias, era Santiago haciendo de su rostro y de su vivencia con un tumor, una muestra de amor a la vida, de amor a todos los que le aman, de amor a ese Dios en el que confió, para cargar con júbilo esa cruz que quizás muchos no habríamos tenido el valor de echarla al hombro.
“Mi amigo, mi hermano”, repetía constantemente el periodista y docente Douglas Galicia, quien se mantuvo a disposición, mientras las letras y palabras fluían del cerebro de Santiago para concluir su libro: A medio rostro. Galicia, al comentar el libro, anoche, en el auditorium del Museo Nacional de Antropología David J. Guzmán, admiraba esa fuerza que emana de Santiago y admitió que para muchos, al igual que para él, al conocer la vida del amigo… del hermano… las dificultades le parecen “cosas de niños”. Santiago Leiva con sus palabras… con su libro… generó más deseos de vivir, nos enseñó como seguir adelante aún frente a las adversidades que depara esta vida, nos hizo ver que los milagros existen y alejó de todos los presentes cualquier rasgo de sentimiento lastimero que no caben en el corazón de quien está aferrado a una lucha que no permite la pronta llegada del final.
El libro de Santiago recoge su vida desde su infancia y refleja el carácter de este hombre que desde pequeño enfrentó la lucha por su vida, pero que tal vez, fue el elemento que hizo moldear su carácter providencialmente y que lo preparó para los retos que enfrentaría con su enfermedad.
“Este es mi testimonio y mi forma de rendirle culto principalmente a Dios, que me ha cuidado, que me protege y sigue dando aliento”, afirmó.
Las palabras de los hombres de fe que asistieron Capellán Hugo Ramírez de la Universidad Evangélica de El Salvador y Jorge Cálix de la Iglesia Confraternidad Cristiana El Milagro coincidieron en el milagro de la curación de Santiago, luego de esa operación radical en su rostro pero también, a la unidad que se forjó en torno a su experiencia de vida, lo que le permitió nunca sentirse solo.
Estas sinergias permitieron además, la intervención de organizaciones como “Edificando Vidas” que aglutina a sobrevivientes del cáncer, y casa de estudios superiores como la Universidad Evangélica de El Salvador , que posibilitó la impresión del libro “A medio Rostro”.
En sus palabras el Vicerrector de Investigación y Proyección Social de la UEES, Darío Chávez reconoció la importancia de editar este tipo de libros que llevan un mensaje de transformación espiritual y un llamado de atención a investigar sobre este tipo de enfermedades, que pueden significar un cambio en la vida de todos y todas.
Santiago Leiva agradeció una vez más… de pronto, por lo menos 150 pares de manos estallaron en un bullicio… eran para él los aplausos, todo era admiración, era para ponerse de pie y reverenciarle, era ejemplo de fortaleza. Ahí transmitió a todos los presentes que su objetivo al escribir A medio rostro era dejar el precedente de que la vida hay que amarla porque es DIOS quien la da, y hay que luchar por ella hasta el último suspiro.
Santiago Leiva vivió el aplauso de reconocimiento del público con total alegría y asombro, un público que rindió espontáneamente un homenaje a este hombre de origen humilde que suele llamarse asimismo “un soldado de Dios”.