César Ramírez Caralvá
Escritor y Fundador Suplemento Tres mil
El arqueólogo Marco Antonio Santos Ramírez en un documental sobre los equinoccios de primavera en culturas ancestrales, afirma que hemos perdido la capacidad de observar el cielo… es un gran acierto puesto que la luz de las ciudades impide ver el firmamento estelar por las noches y durante el día el cielo no tiene ningún interés particular, excepto en caso de eclipses, desfiles aéreos, eventos anuales como alineaciones planetarias, cometas o meteoritos; existe además nuestro impedimento de área visual, que implica unos 75 o menos grados, no llegamos a los 90° menos a los 120° lo cual sería un poderoso campo visual; así condicionados por nuestros hábitos ambulatorios y conducción de vehículos usualmente poseemos una visión de túnel, nos focalizados en distancias cortas, con una visión es mínima.
Si añadimos nuestros hábitos informáticos, obsesionados con el celular o la PC el cielo nos parece un lujo o una absoluta pérdida de tiempo. Si todo ello no tiene sentido recordemos a los trabajadores informáticos que pasan su vida frente a la pantalla de su PC, pero les recomiendan después de unas horas hacer una pausa y observar el cielo… no solo por su retina y músculos oculares sino también por el peligro de malos hábitos ocupacionales: aire acondicionado, luz artificial, ruido, tensión muscular, daños posturales etc.
Observar el cielo abierto en esa dimensión infinita debería ser un hábito de nuestra sociedad, puesto que la visión es bloqueada por muros, autos, edificios, oficinas, áreas laborales etc. las cuales con los años se convierten en monótonos puntos visuales.
La cámara entonces puede proporcionarnos un alivio a la visión reducida, en mi caso una Panasonic DMZ-ZF8 dañada en su lente de zoom, al colocarla en formato de video y en ángulo de 8O° me ha proporcionado una visión del cielo formidable, porque al reproducir los videos el cielo tiene otra condición de colores, formas, distancias, profundidad, extensión etc. cualidades que no sospechaba en ese espacio aéreo distinto cada día, en cualquier época del año, a cualquier hora; durante la noche el ejercicio es un poco más complicado por las luces LED que invaden todo el trayecto, pero aun así es posible distinguir distancias con fenómenos naturales y otros extraordinarios.
Dedicar unos minutos a la observación del espacio aéreo, se convierte en una bitácora de nuestra navegación en la tierra, incluso a simple vista…
Amazon.com/author/csarcaralv