Por: Rolando Alvarenga
La reciente conferencia de prensa del Comité Olímpico sobre el resultado positivo del arquero Óscar Ticas, pharm en un examen antidoping que le fue practicado en Guatemala, y la posterior notificación de una suspensión al citado atleta, dejó más preguntas que respuestas. Interrogantes que el Comité, en vez de despejar, ha querido ocultar en apego a su fea costumbre de informar solo lo que quiere que se informe.
Resulta que, queriendo verificar la pura verdad, primero solicité a la Federación Salvadoreña de Tiro con Arco (FESTA) una copia de la notificación a Ticas y me salieron con que “por instrucciones del Comité, toda información sobre este caso debe solicitarse al Comité”.
Entonces, informé de dicha situación a nuestro editor de deportes para que él realizara tal gestión, pero bajo el argumento de que “está en proceso una apelación”, tampoco se pudo obtener una copia del documento.
Esta iniciativa “olímpica amordazadora”, lejos de clarificar las cosas, las oscurece y deja libre a la imaginación para todo tipo de especulaciones. Por ejemplo: ¿dónde están los prechequeos doping antes de salir del país para los atletas? ¿Por qué Ticas no es franco y dice específicamente el nombre de la clínica y ubicación en donde le recetaron el supuesto medicamento que lo tiene más afuera que adentro de Río?
¿Será que la notificación habla de un medicamento más letal, que la sanción está consumada y el Comité, para lavarse la cara, quiere “hacer la paja” de haber recurrido a un proceso de apelación y luego decir: “fue imposible” demostrar la inocencia y escandalosa metida de pata del arquero? ¿Cómo está eso de que no lo hizo para sacar ventaja, pero clínicamente se sabe que este medicamento mejora el rendimiento físico? Y, en fin, hay un resto de interrogantes que hacen necesaria una sincera versión escrita, en vez de censurar.
En lo que a mí respecta, en el periodismo no es antiético recurrir a las conjeturas, imaginaciones o suposiciones, cuando en una iniciativa abusiva y atentatoria contra la libre expresión, una fuente (como en este caso el Comité) bloquea la información, negando un documento que no tiene nada que ver con secreto de Estado y del que ya se filtró a la prensa una parte de la información.
Hablo de abuso porque esta notificación es un documento del atleta y para su federación; entonces ¿por qué viene este sucio Comité y bloquea a un periodista y a un redactor que no se chupan el dedo y que tienen todo el derecho a tener sus dudas para que sus lectores sepan toda la verdad? Como antecedente: en 2009 aquí tuvimos un célebre notición de dopaje halterofílico y la Federación de Pesas no tuvo reparos en hacer llegar a los medios la pura verdad sobre lo acontecido… ¿Y el Comité? ¡Bien, gracia! Ni siquiera volvió por la atleta.
Esta mordaza olímpica es tan escandalosa como el mismo positivo del atleta y desnuda la censurable maña del Comité de manosear cierta información con el viento a su favor. Este es un caso muy serio y grave que ensucia el buen nombre deportivo internacional del país. Y, mientras la honestidad y el juego limpio no se impongan sobre las picardías, nunca vamos a dejar de tener la “chulada” de deporte que tenemos.
¿Sabía usted que existe un CD y sus copias con un resto de denuncias sobre este tema de la censura?. ¿Lo escuchamos en un juzgado?