Veniero Gaggio
[email protected]
Las elecciones legislativas del 1 de marzo de 2015 han sido una triste experiencia, click que yo pienso, salve hay que tratar de no repetir, ni en El Salvador ni en otros países.
Según el padrón electoral 4,911,672 electoras y electores tenían derecho al voto.
Pero, según el escrutinio por el Parlamento Centroamericano, a los 1,595 centros de votación han llegado solamente 2,347,171 personas, el 47.8 por ciento.
Y, de quienes han llegado, 197,347 han intencionalmente anulado sus papeletas o no la han marcado: el 8.4 por ciento de las/os asistentes.
Al votar, muchas electoras y electores han manifestado su molestia por el descomunal tamaño de las “papeletas”, que no lograban apoyar totalmente en el espacio donde tenían que votar, ni doblarlas bien, antes de salirse del “anaquel”. Pero la molestia mayor ha sido seguramente la de las/os 102,184 integrantes de las 10,621 Juntas Receptoras de Votos (sin contar a vigilantes, jefes de centros, etc.) quienes, después de 10 horas de votaciones, hemos tenido que trabajar sin descanso otras 12 o más, para realizar un escrutinio complicadísimo.
En los días siguientes al evento, muchas voces se han levantado en contra del Tribunal Supremo Electoral.
Pero, ¿ quienes han irresponsablemente complicado esa consulta electoral?
¿Quienes, llenándose la boca con la palabra “democracia”, han provocado la renuncia al voto, de parte de la mayoría del pueblo ?