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Una divertida historieta

Marlon Chicas

El Tecleño Memorioso

 

Estimados amigos lectores, en esta oportunidad traigo a mi memoria una divertida anécdota de la que fui testigo en la época de mi niñez, que evocará en ustedes una sonrisa o sonora carcajada, todo inició mientras degustaba un delicioso desayuno en las humeantes cocinas del mercado tecleño, en que circunstancialmente me vi envuelto, tomen asiento y disfruten esta hilarante historieta.

En una tropical mañana de 1978, ávido de un delicioso bocado mañanero, dispuse visitar el comedor de doña Carmen, una obesa mujer, de baja de estatura, ataviada con excéntricas joyas en dedos y cuello, con su inseparable delantal azul oscuro y una voz de sargento jubilado, cuestiona mi presencia en el lugar con la siguiente interrogante – ¿Qué vas a querer de comer hijooo? A lo que respondí un – ¡desayuno por favor!

Mientras degustaba el suculento manjar, un extraño sujeto apareció en escena con una bolsa entre brazos, desaliñado. lentes oscuros, dientes de oro en su boca, camisa corta que deja al descubierto un enorme ombligo y pantalón caído al estilo Cantinflas, se acerca sigilosamente a doña Carmen con la siguiente alocución – ¡Doña Carmen le vendo un pato con una pata!, a lo que ella responde – ¿En cuánto?, – ¡treinta colones! propuso el susodicho. A lo cual doña Carmen manifestó – ¡Échamelos de bajo de la mesa!

Inmediatamente el extraño sujeto metió bajo una desvencijada mesa las acuáticas aves, recibiendo lo acordado, desapareciendo del lugar cual saeta, doña Carmen mostraba su satisfacción por dicha compra, minutos más tarde llegó una de sus empleadas de nombre Lola, la cual consultó el motivo de la alegría de su patrona.

No pudiendo contener su alegría doña Carmen por el éxito logrado confesó a doña Lola, la compra de dichas aves con las siguientes palabras – ¡Hoy si Lola, hice una buena compra! A lo que su empleada respondió – ¿Cuál compra doña Carmen?, a lo que doña Carmen afirma – ¡me vendieron un pato con una pata!

Acto seguido ordenó a doña Dolores traer el pato para prepararlo en el almuerzo, con la recomendación de dejar a la pata para el siguiente día, rauda y veloz la ayudante se dirigió hacia el saco que contenía las mencionadas aves, buscando de arriba abajo de manera infructuosa.

Cansada de la búsqueda doña Lola informó a doña Carmen la infausta noticia, – ¡Doña Carmen aquí solo hay un pato! A lo que doña Carmen refuta – ¡Pero si el hombre me dijo que era un pato con una pata!, a lo que Lola replicó – ¡Pues sí, el hombre no la engaño, el pato es cuto!, generando la indignación en doña Carmen, colmando de improperios al sagaz vendedor – ¡Ve que hijupu, me engaño este desgraciado!, generando risas y carcajadas entre los comensales, incluido su servidor.

Esta anécdota debe ser un llamado de atención a la cautela tanto en los negocios y la vida misma a la hora de comprar o creer en falsas promesas de desconocidos, que a primera vista puede ser una “Cachada”, con el objeto de no vivir un mal rato por malas decisiones, como dice el dicho de los Tontos pasan los vivos, espero se hayan divertido con la historieta del “pato con una pata”.

 

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