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Una hora de tu tiempo. Cambia la vida de un adulto mayor

LA  VOZ DE LA COMUNIDAD DE SAN EGIDIO

Celebrar la Liturgia con los ancianos es la mejor manera de festejar el 46 aniversario de la Comunidad  de Sant´Egidio. Una amistad que se ha fortalecido y crecido en estos años conociendo profundamente la vida del adulto mayor. La cercanía con la visita fiel y continúa y la oración son  los pilares que han  mantenido  esta relación familiar. Por esto el primer gesto de agradecimiento se dirige al Señor con la celebración de la Santa Misa.

Desde los primeros años del nacimiento de la Comunidad, try se interesó por la vida del adulto mayor.

Descubriendo que la soledad es la mayor pobreza y en manera más evidente, se constata en ellos. Ante las dificultades propias de la edad, se añade esta. Muchos ancianos viven en los institutos  al no tener quien pueda ayudarles para que permanezcan en sus casas, pensando que su vida será mejor en un instituto. Pero no es así, el instituto si bien es cierto es un lugar donde son atendidos y ayudados, es un lugar donde puede perderse el contacto con la sociedad y el país que los vio nacer y que ellos mismos fueron parte de la construcción de este. Vidas sin nada que les recuerde los lazos de afecto y familiaridad. Inesperadamente se encuentran con personas que nunca han visto, ni conocido, con costumbres y educación distintas, en salones comunes donde se pierde la privacidad y no hay nada que les recuerde su familia, ni una foto de sus hijos, sus nietos, la familia que han dejado o perdido por diversas razones para ir al instituto.

Ante la soledad de los ancianos, se inicia por parte de la Comunidad una relación continúa y frecuente de amistad por medio de las visitas. Lo que permite conocer y tener con ellos una relación personal. Esto hace florecer sus vidas. Una vida que parecía marchitada por el olvido, la soledad y el abandono, encuentra y recobra una fuerza de sueños y esperanzas.

Es la alegría de dar gracias a Dios, porque en el Asilo se ha encontrado una nueva familia con la cual puede vivirse una vejez feliz, porque no se está solo y porque con esta familia se vive la fuerza de la fe, en la escucha del Evangelio y la Oración.

También en la vejez los ancianos, aun con sus dificultades, pueden vivir en su corazón la Buena noticia del Evangelio.

Cuando las fuerzas físicas disminuyen, surgen las fuerzas del corazón, del espíritu. Los ancianos rezan mucho y son solidarios con la oración ante tantas situaciones de violencia, de guerras y sufrimientos de muchos hombres, mujeres y niños o de países enteros. El mayor servicio que los ancianos hacen a nuestra sociedad, a nuestro país y al mundo es su oración.

De igual manera muchos ancianos en el instituto, junto a la Comunidad han aprendido a vivir la solidaridad y cercanía con otros ancianos que tienen más dificultad que ellos, les ayudan a comer a quien no puede hacerlo por sí mismo. Ayudan a llevar y guiar a quien es ciego, y a quien está en silla de ruedas. Una vez dándole las gracias- una amiga de la comunidad- a una anciana que ayudaba a otra llevándola al comedor, esta anciana le responde: “ No tiene que dar las gracias, es lo que ustedes nos enseñan en la oración”. También quien es anciano puede cambiar su vida escuchando El Evangelio, haciendo la Oración y sirviendo a quien es más débil y vive en mayor dificultad.

El Evangelio es una buena noticia para todos y a todos nos pide convertirnos.  El sueño de la Comunidad es que los ancianos y ancianas no tengan necesidad de irse a un instituto, no debe ser la norma, sino que se debería permanecer en casa, crear redes de amistad entre vecinos y ancianos que encuentran en sus dificultades la necesidad de compartir la vida y los quehaceres con otros ancianos, son las experiencias lindas de las casas convivencia entre ancianos.

  En la vida de los ancianos  “Todo se hace oración, acción de gracias, invocación, con la biblia entre las manos. La Palabra de Dios, en efecto puede ser una fuente, capaz de hacer fecunda la vida de un anciano, que la puede descubrir y comunicar como una fuerza de amor por un mundo distinto. Así los ancianos llegan a ser custodios de la memoria por un futuro de esperanza y por un mundo renovado de la presencia del Señor. El libro del Evangelio contiene una fuerza de amor que todos pueden comunicar..”

La alegría de la liturgia  celebrada con los ancianos, es la alegría de haber reencontrado al Señor y una vida feliz, fecunda y solidaria en la vejez, que da esperanzas y humanidad a una sociedad muchas veces  resignada, triste, árida y avara. Volviéndose imperioso y necesario ver a los ancianos, no tener miedo de su debilidad y fragilidad, ni pensando  que quien importa en nuestra sociedad es quien puede “ser económicamente productivo”. Es una tentación que debe ser desechada. Hay que sostener a los ancianos, trabajar porque en la vejez tengan una vida digna y proteger sus derechos y puedan contar con lo necesario para sobrevivir. Es necesaria una sinergia de ideas audaces e inteligentes para el bienestar de los ancianos hoy, porque mañana también será nuestro futuro, en fondo cada uno de nosotros es un anciano en potencia.

 La visita a los ancianos es semanalmente. Una hora de tiempo representa

el hacerse amigo o amiga de una anciana o anciano, que esperan una persona con quien conversar y compartir sus vivencias y sabiduría o simplemente charlar sobre las situaciones que suceden. Pero esta hora es vida para los ancianos y una alegría profunda para quien lo visita. La Comunidad invita a quien quiera unirse a encontrar y ser cercano a la vida de los ancianos a acompañarnos en nuestro servicio de compañía a los ancianos. Búscanos!! Son tantas las oportunidades de hacer algo por los demás.

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