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Una mirada a la poesía

Mauricio Vallejo Márquez

coordinador

Suplemento Tres mil

El ser humano conoce muchas cosas, mind las ve, treatment las siente. Y jamás se ha preguntado por su definición, treat y mucho menos por su origen etimológico o su existencia.

Con la poesía sucede lo mismo, la gente la siente y experimenta a diario, pero no logra identificarla ni explicarla. No porque no exista la necesidad, sino porque es tan natural que llega a pasar desapercibida.

La poesía se convierte en lenguaje cuando e llega a trasladar un sentimiento o una emoción a palabra. La poesía es lo que se siente o percibe e incluso algo que se desea que se perciba o no. Sin embargo, aunque exista esa traducción de sentimiento a lenguaje debe transformarse en escrito para exponerlo por medio del sinfín de técnicas, tropos y recursos literarios para que esto que el poeta siente se transforme en poemas, es decir que la vida se convierta en palabras y así llegar a la ejecución de este. La poesía es un sentimiento efímero si queda en el espectro individual, pero al compartirlo es que la poesía se convierte en un testimonio, es acá donde el poema llega a convertir esta realidad finita en infinita.

Cualquier ser humano puede sentir una emoción, pero sólo un poeta puede transformar ese sentimiento o emoción en poema.

Cualquier persona puede sentir un emoción, conmoverse, morir por esto. En tanto que la realidad y la experiencia es la poesía misma sin necesidad de ser plasmada, pero cuando llega a quedar por escrito nos encontramos en el segundo momento de su gestación.

El poema nace, se forma y se transmite.

El poema deja de ser propio al estar escrito. Deja de ser una experiencia individual y finita para ser publica y quedar en la mente y el corazón de todo aquel que es tocado o movido. El poema es de quien sienta que es para él o ella, el poema es del lector.

El poeta pudo haber escrito un poema por una emoción específica, pero el mensaje puede ser interpretado de forma diferente por cada ser humano, aunque sean similares jamás serán iguales, cada lector-receptor adecuará a su experiencia o a su emoción el poema, volviéndose hermano de este o incluso recamando espiritualmente su pertenencia.

El mensaje de un poema se ve como la persona quiera verlo, incluso para el poeta no significará lo mismo con el pasar del tiempo. Si lo ve con el pasar de los años es posible que lo recree o que llegue apenas a sospechar el valor y significado del momento en que surgió, porque la gente llega a sentir diferente cuando las décadas comienza a correr.

Cada individuo es distinto, por lo tanto el mensaje aunque sea uno, tendrá tantos significados como el mismo número de personas que lo lean.

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