Por Shatha Yaish
Belén/AFP
La multitud acudió el sábado a Belén para las celebraciones de la Nochebuena antes de la tradicional misa del gallo a la medianoche, celebraciones que en Europa se llevarán a cabo con seguridad reforzada.
En Belén, ciudad de Cisjordania ocupada, los cristianos, palestinos y extranjeros, convergieron hacia la plaza del Pesebre, cerca de la Basílica de la Natividad, a pesar de una fina lluvia y en una atmósfera más festiva que el año pasado.
La Navidad 2015 una ola de violencia azotó Israel y los Territorios Palestinos, lo que provocó una caída de las visitas. Este año, los visitantes regresaron a la ciudad, según los responsables del sector turístico.
Los turistas se sacaban fotos cerca de un árbol de Navidad gigante en la plaza del Pesebre.
«Es formidable estar en Belén para mi primera Navidad fuera de casa», se entusiasmó Valeria, una estadounidense de 21 años.
El padre italiano Pierbattista Pizzaballa, administrador apostólico del patriarcado latino de Jerusalén, celebrará la misa de gallo.
En Europa en cambio, el temor a posibles actos de violencia preocupaba a las autoridades, menos de una semana después de que un camión conducido por un yihadista atropellara a 12 personas en un mercado de Navidad en Berlín, un ataque reivindicado por el grupo Estado Islámico.
Mientras que las policías europeas buscaban a posibles cómplices del tunecino Anis Amri, presunto autor del ataque ultimado el viernes en Milán en un tiroteo con la policía italiana, en Túnez las autoridades anunciaron la detención de tres personas vinculadas a él, entre ellas su sobrino.
Las medidas de seguridad para los festejos de Nochebuena fueron reforzadas en varias ciudades europeas, como en los alrededores de la catedral de Milán, principal atracción turística de la ciudad en donde se instalaron barreras de hormigón alrededor de la plaza de este sitio turístico en donde hay un mercado de Navidad.
En Berlín, habitantes y turistas se congregaban en el mercado de Navidad en donde se produjo el ataque, algunos prendían velas, otros dejaban flores.
«Está muy bien que haya tanta gente y que aún esté abierto», declaró Marianne Weile, de 56 años, oriunda de Copenhague.
En su mensaje de Navidad, el presidente alemán, Joachim Gauck, pidió a sus compatriotas «no cavar aún más en las divisiones», ni «condenar de manera general a un grupo de personas», en alusión a los refugiados.
Vigilancia extrema en Francia
En Francia, más de 90.000 policías, gendarmes y militares, fueron movilizados en todo el país.
«Para las misas de Navidad, las más frecuentadas (…) tendremos no sólo una presencia policial sino también una capacidad de respuesta casi inmediata», dijo el director de la policía francesa, Jean-Marc Falcone.
En Siria, de donde viene gran cantidad de los refugiados acogidos en Alemania, la comunidad católica de Alepo se preparaba para celebrar la primera misa en cinco años en la catedral maronita San Elías, en la ciudad vieja, dos días después del anuncio del régimen de Bashar al Asad de la reconquista total de los barrios controlados por los rebeldes en la segunda ciudad siria.
La catedral tiene parte del techo destruido y el suelo está repleto de escombros. El templo maronita muestra los estigmas de la guerra civil que destrozó parte de esta ciudad.
«Tenemos todos nuestros recuerdos aquí, celebramos nuestras fiestas y nuestras alegrías. Queremos transformar los escombros en algo lindo», explicó Bashir Badaui que con un pequeño grupo de personas se abocó a limpiar el lugar y a construir un pesebre.
«Nuestras raíces»
En el vecino Irak, también inmerso en un violento conflicto contra Estado Islámico, los cristianos celebraron el sábado la primera misa en una iglesia de Bartalla desde la reconquista de esta ciudad cercana a Mosul que estaba en manos del grupo yihadista.
«Nuestro mensaje es que nos quedamos en este país en donde están nuestras raíces y nuestros orígenes», explicó el padre Saadi a la AFP.
El patriarca caldeo Luis Rafael I Sako, pidió la ayuda de la comunidad internacional y llamó a los cristianos de Irak, que huyeron durante la ofensiva de Estado Islámico en 2014, que regresen a sus hogares.
En Filipinas, uno de los principales países católicos del mundo, una explosión causó 13 heridos en las afueras de una iglesia, en la isla de Mindanao, donde operan grupos rebeldes armados musulmanes.
Las previsiones metereológicas indicaban la llegada de un tifón al archipiélago por Navidad.
En Sri Lanka, un árbol de Navidad gigante -presentado por Colombo como el árbol de Navidad artificial más alto del mundo con 57 metros- fue objeto de un cruce entre las autoridades religiosas y políticas.
La Iglesia católica se opuso en un primer momento a erigir este árbol de un costo de unos 200.000 dólares, estimando que el dinero debía ser donado a obras de caridad.
El domingo, el papa Francisco, jefe espiritual de 1.200 millones de católicos en el mundo, debe pronunciar su tradicional bendición «Urbi et Orbi» (A la ciudad y al mundo) desde el balcón de la basílica de San Pedro en el Vaticano.