Álvaro Darío Lara
Escritor y docente
2019 ha quedado atrás, ya en el recuerdo. Se inicia una nueva década, y todo cambio de esta naturaleza debe ser prometedor. Aún la estrella de amor, la estrella del nacimiento del Maestro Jesús, continúa irradiando, generosamente, su luz para todos, sin distinción alguna. Esa es la promesa.
El tiempo de navidad, recién pasado, siempre propicia el despertar de los mejores sentimientos, traduciéndose en acciones, grandes o pequeñas, destinadas a impactar los corazones. Como bien decía la gran poetisa chilena Gabriela Mistral (1889-1957): “Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino”.
Esperar que sean los otros, quienes nos resuelven los problemas, es iluso. La verdadera transformación comienza siempre en nuestra propio ser.
Esta época de inicio de año, es ideal para expresar gratitud por todo lo recibido. Pero también, para evaluar, de forma autocrítica, aquellas zonas de nuestro quehacer, que necesitan una gradual rectificación. Siempre es posible cambiar, y lo maravilloso que asiste al ser humano, es esa posibilidad de perfectibilidad, es decir, la capacidad de poder perfeccionarnos continuamente, de lograr superar todos aquellos aspectos que aún nos separan de la divinidad, de nosotros mismos, y por ende de los demás.
En estas fechas, se vuelve imperioso, acallar, por un momento, el ruido que la sociedad nos impone de forma interesada. Mucha estrepitosa fiesta ha transcurrido, mucha bebida embriagante, mucha nociva pólvora, mucho consumo desenfrenado, olvidando que el nacimiento del Niño de las Maravillas, fue de manera pobre, en un pesebre, y que fue hasta allí, donde los reyes magos del Oriente Eterno, llegaron a adorarle, poniendo a sus pies, fabulosos obsequios para la criatura más excelsa que ha existido sobre la tierra.
El compartir, al comienzo de este nuevo período, más allá del entorno familiar, con los que nada tienen, con aquellos que sufren penurias, soledad, tristeza, abandono, es recordar que “todos somos uno”, y que, el próximo, soy yo, pese a nuestras aparentes diferencias de piel, idioma o creencias de cualquier naturaleza.
Frecuente es, que, ante los tambores de guerra que se escuchan en el mundo contemporáneo; ante la noche oscura de los problemas nacionales, creamos que todo está perdido. Es ahí, donde debemos alzar la esperanza, ya lo dice el gran poeta libanés Kahlil Gibran (1883-1931): “Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”. Por lo tanto, debemos confiar, serenamente, en un futuro más prometedor.
Gracias a Diario Co Latino, y a todo su equipo de trabajadores; al escritor Mauricio Vallejo Márquez, Editor de este suplemento; y a ustedes, estimados lectores, por ser parte del portentoso mundo de la cultura. ¡Feliz y próspero 2020!