Más de 10,000 mascarillas han fabricado en esta pandemia, entre ellas las personalizadas. Un promedio de 100 mascarillas diarias.
Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Al hablar del COVID-19, lo primero que se viene al pensamiento es enfermedad y muerte, la pérdida del trabajo o la suspensión de labores. Sin embargo, también puede venir a la mente ideas que den una nueva oportunidad para superarse. Y ese es el caso de don Martín García y su familia, quienes por 50 años han dedicado su vida a la sastrería de alta costura. Pero desde marzo una nueva oportunidad tocó a la puerta de su casa.
Martín García y Asociados nació cincuenta años atrás en el Pasaje El Carmen, de la Comunidad Nueva Israel, en San Salvador, lugar donde recuerda que cada tormenta su vivienda sufría afectaciones por las lluvias. El padre de don Martín le enseñó el oficio de sastre, luego él se lo enseñó a sus cuatro hijos, quienes ahora son profesionales. Debido a este negocio familiar con los años creció y se convirtió en una fuente de empleo para doce personas más.
“Ahí empezó el negocio, ahí nacieron todos mis hijos. Yo trabajando, luego fueron creciendo mis hijos y no les gustaba la sastrería, pero a la fuerza les enseñé. Es por eso que mis hijos pueden coser. Siempre me ha acompañado mi esposa, con la compra de materiales y hoy en esta pandemia ella ayuda con pegar los filtros”, relata don Martín.
Expertos en el rubro del diseño, elaboración, y creación de prendas de vestir de la más alta calidad, ha trabajado para empresas, y personalidades distinguidas del país, entre ellos un presidente de la República, magistrados de la Corte Suprema de Justicia y diputados de la Asamblea Legislativa; quienes conocieron del trabajo de la familia García a través de recomendaciones, un mensaje que recorría de boca en boca.
Con la llegada de la pandemia, la familia experimentó rompimiento de contratos de trabajo para hoteles y otras empresas. “La Pandemia nos hizo cuestionar ¿qué hacíamos? Teníamos trabajo, pero todo se detuvo por la pandemia”, recuerda William García, hijo de don Martín García.
Ante este cuestionamiento surgió una idea que se volvió vital para los salvadoreños, con las mascarillas, que hoy se ha vuelto un implemento importante para el salvadoreño. Inicialmente la idea era hacer mascarillas de tela, las cuales fueron básicas en aquel momento. Sin embargo, William recuerda que debido a la falta de seguridad sanitaria de estas mascarillas buscaron la opción de agregar 8 filtros con polipropileno.
Tras esta nueva alternativa, la familia analizó que no era suficiente, por lo que optaron a través del internet buscar un padrón japonés de las mascarillas, que es la que hoy comercializan. Este emprendimiento ha logrado sostener económicamente a la familia, como también, dar empleo a otras doce personas.
Diversidad de colores, diseños y estilos ha sido lo que ha caracterizado este emprendimiento que garantiza todos los protocolos de seguridad sanitaria.
“Gracias a esto nos hemos mantenido, dimos un giro total. Uniformes y pantalones ya nadie manda hacer. Hubo momento, como todo se cerró, ya nadie nos mandaba a hacer nada. Estábamos condenados a cerrar. Empezamos a vender a dólar, incluso fue aceptada por nuestros clientes. Pero como estaba el mito de las mascarillas de tela no son seguras, nos propusimos romper ese mito, añadiéndole filtros”, agregó.
“Esto nos ha dado la oportunidad de no tener escasez de comida. Haber innovado esto, nos ayudó, no solo para nosotros sino para otros doce colaboradores”, reconoce don Martín.
Su experiencia y el reconocimiento nacional que la familia García ha tenido los ha llevado a ser reconocidos internacionalmente, ya que tienen pedidos de mascarillas personalizadas para ser enviadas a Estados Unidos e Italia. Ahora, el negocio ya cuenta con redes sociales, que es una plataforma para el acercamiento con los clientes, donde pueden contactar para consultas o pedidos en la página de Facebook.
El costo de las mascarillas oscila entre $4.5 y $6.5, que dependerá del diseño y la personalización.
Para la entrega de la mascarilla se desinfecta con vapor de agua y luego se embolsa para ser llevada al cliente. Además, cuenta con servicio a domicilio.