Recientemente, el Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) dio a conocer los resultados de su más reciente estudio de opinión pública sobre las “Preferencias electorales de la población salvadoreña”, en el que destacó, además de las intenciones de votos hacia los partidos y candidatos en contienda, la desinformación en la población votante de aspectos relevantes como el número de diputados y municipios, es decir, desconocen la nueva composición política en la Asamblea Legislativa y la nueva configuración territorial con la reducción de los municipios.
Las elecciones de este año se han dividido en dos, el 4 de febrero serán las elecciones para la presidencia y los diputados, y el 3 de marzo para alcaldes y municipios.
La ciudadanía debería conocer, en primer lugar, que la candidatura del presidente Bukele es inconstitucional porque así lo establece el artículo 152 de la Constitución, y porque viola el artículo 88 que habla de la alternabilidad, entre otros artículos.
Y dado que las encuestas tienen una clara decantación por el presidente candidato Nayib Bukele, de ganar las elecciones el 4 de febrero, será un presidente inconstitucional, más allá del voto recibido, sea este abrumador o no, pues, lo importante en este caso no es el voto sino la violación a la ley.
Los votantes deberían conocer que el presidente Bukele, a través de su Asamblea Legislativa, ha reducido el número de diputados y el residuo, no para reducir los gastos, pues el presupuesto de la Asamblea Legislativa de este año lleva prácticamente el mismo presupuesto de 2023, a pesar de que a partir del uno de mayo serán solo 60 diputados, por lo que no solo habrá 24 diputados menos, sino que en teoría el personal que asiste a los diputados también será menor.
Lo que los votantes salvadoreños deben saber es que esa reducción fue planeada por el presidente Bukele, para seguir manteniendo el control total de la asamblea, para que le apruebe todo y no tener la más mínima crítica parlamentaria. Para ello, además de eliminar el residuo, y sobrevalorar el cociente, con lo que le quita oportunidad de la representatividad partidaria y la pluralidad, ordenó una ley para que los votos de los 700 mil salvadoreños que votarán en el exterior, vayan para San Salvador, con lo que pretende obtener los 16 diputados.
El hecho, además, que a los votantes por celular desde el exterior se les haya dada un mes para votar, y no el 4 de febrero como lo haremos la mayoría de los salvadoreños, genera muchas dudas y sospechas, pero deja clara la pretensión. Lo que el votante salvadoreño debe saber en estas elecciones es que debido al mal trabajo que han hecho los 160 municipios gobernados por Nuevas Ideas, y ante la posibilidad de perder varias decenas de estos municipios, por el descontento ciudadano en los territorios, Bukele decide disminuir los municipios de 262 a 44.
Por cierto, de acuerdo con la encuesta del IUDOP, el 71% de los consultados conocía la reducción de municipios, pero no conocía la cantidad de estos.
Es claro que, en la medida en que la población no tenga la información esencial, más allá de los candidatos, que es obvia, pues es un votante manipulable. La desinformación en la población salvadoreña en el presente quinquenio, no solo tiene que ver en lo electoral, sino, y es lo más grave, con el manejo de la cosa pública, con la falta de transparencia, pues el gobierno de Bukele ha puesto en reserva, por siete años, toda la información pública.