Por Jeremy Tordjman
Washington/AFP
Apenas asumió un nuevo mandato al frente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde se halla inmersa en una zona de fuertes turbulencias económicas provocadas por el mazazo que significó el Brexit, aunque la funcionaria considera “improbable” que existan riesgos de recesión mundial.
Una nueva recesión es “improbable” a pesar los desbarajustes generados por el Brexit en el Reino Unido y en el resto de Europa, aseguró en una entrevista exclusiva con la AFP.
La votación británica en favor de una salida de la UE revela además un cierto “desencanto” ciudadano que debe llevar a la Unión Europea a ser más “transparente”, dijo.
“Ésta es una de las principales fuentes de peligro por ahora, pero no creemos que una recesión mundial sea muy probable”, afirmó al ser interrogada sobre el impacto de la decisión británica.
Los efectos “inmediatos” de esa votación se harán sentir en el Reino Unido, con réplicas en la zona euro, afirmó Lagarde, y llamó a británicos y europeos a acordar lo más rápido posible un “calendario” de separación para “reducir las incertidumbres”.
“La palabra clave en este tema del Brexit es incertidumbre, y cuanto más dure la incertidumbre mayor será el peligro”, sostuvo la funcionaria, que acaba de iniciar un segundo mandato al frente de la institución financiera multilateral.
El voto británico expresa además un cierto nivel de “desencanto” vinculado con la complejidad y la opacidad de las instituciones europeas, consideró.
“La UE debe hacer mucho más para explicar de manera más transparente lo que está haciendo, lo que ello significa para la población, los costos y beneficios de su acción”, agregó.
Llamó, sin embargo, a los países de la Unión Europea a dejar de atacar a Bruselas por todo lo que va mal. “Es posible que yo misma haya sido culpable” de una actitud de ese tipo, admitió la exministra de Economía de Francia (2007-2011).
“Ayudar a los perdedores”
Lagarde estimó que la decisión británica podría obedecer igualmente a la naturaleza de la consulta. En los referendos, los electores a menudo no responden a la pregunta que se les plantea, dijo.
“Por más simple que sea la pregunta la gente se aferra a los temas que tiene más presentes”, analizó.
Pese a la incertidumbre económica, la directora general del FMI se mostró “optimista”. El Brexit, afirmó, podría paradójicamente ser un “catalizador” que empuje a los países de la UE a profundizar su integración económica.
Lagarde defendió la política de “rescate” de cuatro países de la zona euro en dificultades que recibieron préstamos considerables a cambio de la aplicación de controvertidas medidas de seguridad.
Uno de ellos fue Grecia, que continúa sin poder superar la crisis a pesar de dos planes de “salvación” impuestos por el FMI en conjunto con las autoridades europeas y fuertemente resistidas por Atenas.
El Fondo, que debe decidir si participa en un tercer plan de rescate, fue un “chivo expiatorio muy práctico”, dijo Lagarde, aún admitiendo que su institución puede no estar exenta de reproches.
Cambiar la imagen del Fondo, darle una “dimensión más humana” es, precisamente, una de las metas que se plantea Lagarde.
El FMI debe ayudar a los “perdedores” de la globalización, aunque deba continuar jugando su papel de guardián de la ortodoxia presupuestaria, señaló la funcionaria.
“Aun cuando debamos jugar a ser los malos, debemos igualmente ser sensibles y tener una dimensión humana”, declaró Lagarde. Criticado por las recetas de autoridad que preconiza, el Fondo debe responder a las fallas de la globalización económica y de la fenomenal aceleración del intercambio comercial en el planeta, señaló.