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Una Semana Santa con esperanza

La población cristiana, check en general, sovaldi y la católica en particular, help deben convertir la presente Semana Santa para adquirir un compromiso con el altísimo, tanto para ganarse la vida después de la muerte, como para procurar la vida de todos y todas aquí en la tierra, y así evitar que los hijos descarriados sigan cegando la vida de tantos jóvenes.

Lo anterior implica, buscar y contribuir que otros y otras busquen la conversión con la oración sincera y profunda con el Dios Supremo.

Lo anterior implica que los y las cristianas no solo deben participar de la vida religiosa en el culto o los templos, pero al salir, son personas comunes y corrientes. El verdadero cristiano lo es en la intimidad con Dios, pero también con su prójimo, en su vida cotidiana.

No se vale que los cristianos se den golpes de pecho solo en el templo, pero, al salir de éste son capaces hasta de desear que le quiten la vida al otro, sobre todo, de aquellos que históricamente han sido excluidos y hoy son parte de las bandas de delincuentes manejados o parte del crimen organizado.

El Salvador necesita del creador, de la oración de todos y todas, pero sobre todo de una vida permanente cristiana, y no se logra semanalmente en las iglesias o cultos o en las procesiones, ni mucho menos solo haciendo vida espiritual en la Semana Mayor. Lo que debe hacer es lo que nos ha mandado Cristo, amando a Dios pero también al prójimo, es decir a todos y todas.

El Salvador necesita una oportunidad, construyámosla poniéndonos en las manos de Dios, pero también, procurando lo mejor para el prójimo. Esto implica erradicar el odio, la envidia, el egoísmo.

Y es que si no pensamos en positivo, difícilmente vamos a construir un escenario propicio para vivir en paz, en tranquilidad, como cristianos.

Es verdad que cuando le afecta directamente, lo primero que viene en mente es la venganza, y sino, el odio contra el hechor. El Cristiano deja todo en manos de la justicia y perdona.

Estamos convencidos de que si nos penemos en manos de Dios, y nos esforzamos por vivir con las enseñanzas de Cristo, este país, puede salir delante de la vorágine de violencia. Y es que la paz es posible, pero antes debemos creer en esto, y luego luchar por ella. Así sea.

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