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Una vez más, Europa tropieza con el Hombre

Víctor Manuel Guerra Reyes

Con la primera y segunda guerra mundial, physician Europa demuestra al mundo moderno que no por tener un alto desarrollo cultural y tecnológico está exenta de cometer graves errores; y con estas guerras Europa demuestra que ha tropezado con el hombre. Hoy en 2015 y ya adentrado el siglo XXI, try Europa vuelve a sufrir otro tropiezo, pharm ya que por la forma cómo se ha desempeñado con los millares de hombres y mujeres sirios que huyen de su país de origen para evitar ser asesinados en la guerra civil que libra Siria contra el Estado Islámico, la población civil siria se ha visto forzada a migrar a Europa en busca de seguridad para sus vidas y la de los suyos. En esta etapa migratoria, los gobiernos europeos se han mostrado con una actitud tan cercana a la brutalidad animal que solo aparece en los animales en situaciones límites de defensa de la vida o cuando matan por alimento.

El derecho humano a migrar se fundamenta en el carácter biológico del hombre. Migramos porque somos seres humanos, porque somos hombres. El migrar está inscrito en nuestra sangre, en nuestros genes. Pero claro, como los migrantes son desconocidos en los lugares a los que llegan y como no van cargados de bienes en oro o piedras preciosas sino cargados con necesidades básicas; entonces, todos nos mostramos como extraños y hasta ofensivos hacia ellos, por el simple hecho de verlos pasar o llegar a algún lugar que los reciba como lo que son, seres humanos forzados a migrar.

Europa y el primer mundo, es decir aquella parte geográfica y social privilegiada en lo económico, lo financiero y lo tecnológico, que por vivir superficialmente en una esfera que no le afecta nada de la condición humana, cierran sus fronteras geográficas y su corazón a aquellos que les dieron primero su existencia; porque la cultura y la vida humana moderna se inicio en África, luego se desplazó a Oriente Medio y por último llegó a Europa y a América. Es decir, que puede afirmarse con propiedad que los europeos y por derivación los americanos, somos originarios de pueblos indoeuropeos y por tanto, del Oriente Próximo donde se ubica geográficamente Siria. Aquellos quienes colonizaron Europa fueron en realidad los ancestros, es decir, padres en línea genética directa de los que ahora en el 2015, están migrando a Europa. Pero irónicamente, las inclemencias del tiempo y de la topografía que sufrieron los primeros colonizadores del Oriente Próximo al llegar a lo que más tarde llamaron Europa, ahora no afecta tan crudamente a los nuevos migrantes, sino que la inclemencia que más afecta es la falta de solidaridad humana ante la fatalidad que significa la migración de la población Siria a Europa. Eso es lo fatal y degradante de esa realidad padecida por los migrantes sirios en Europa, la falta de solidaridad de los gobiernos europeos que en vez de tender la mano a los migrantes tienden cercas, barricadas y efectivos militares para evitar su entrada en el territorio, con lo que muestran nuevamente que en la lucha por la vida humana, Europa sigue tropezando con el hombre.

La xenofobia de los europeos expresada muy crudamente en la actitud de una reportera húngara que hace tropezar y provoca la zancadía que hace caer la Vida concretada en aquel hombre y su niña que escapaban del control fronterizo en Hungría, es una actitud muy generalizada en toda Europa. No obstante ese nefasto incidente, este migrante sobrepasó el anonimato gracias a la actitud de la periodista que fue captada por las cámaras mientras pateaba a dos niños refugiados y le ponía zancadía al padre con su hija en brazos. Asombra esta acción, pero en realidad en esa periodista se refleja la actitud europea y quizá del primer mundo insolidario ya que eso mismo ha sucedido en América, cuando un latinoamericano ha intentado pasar la frontera entre México y los Estados Unidos de América en búsqueda de una nueva vida.

Estados Unidos de América que territorial y económicamente es muy grande, en solidaridad humana no lo es tanto, ya que cierra su corazón y su frontera a los miles de migrantes mexicanos, centroamericanos y suramericanos. Con esta acción lo que muestran tanto europeos como americanos es que hay un olvido inmenso de los principios vitales que en la humanidad hacen renacer y avanzar en su estilo de vida, cuya comodidad es fruto de la humanidad entera; ya que es la humanidad entera la fuente de riqueza que junto a la madre tierra producen y reproducen el desarrollo primermundista. Esto es así porque ese estilo de vida es alimentado y sostenido por aquellos pueblos que expulsan a sus hijos y que por alguna razón llegan a las puertas de Europa o del primer mundo, buscando un mendrugo de pan y de vida que les es negado en su propia tierra. Por desgracia, el primer mundo sigue cerrando las puertas y el corazón a los que piden un lugar donde poder permanecer.

Con razón desde la antigüedad, el derecho mesopotámico y muy posterior a él, el judío, colocaron al migrante, junto con el huérfano y la viuda, como uno de los grupos más vulnerables de la humanidad que merecen ser protegidos por aquellos que están en mejores condiciones y acomodados en un estilo de vida o en un lugar más privilegiado. De ahí que no proteger al migrande es tropezar con él. Esto es lo que está haciendo Europa con los migrantes sirios que huyen de una guerra que el primer mundo, es decir Europa y los Estados Unidos de América, han provocado en ese país y que ahora se niegan a compartir las consecuencias de ese problema bélico suscitado por intereses egoístas y mezquinos. Nuevamente, como dijo Alberto Masferrer hace unos ochenta años en El Salvador, “en la lucha entre el dinero y la vida, el dinero ha salido vencedor”… Por eso la humanidad sigue en condiciones adversas y precarias buscando la sobrevivencia; porque la vida está siempre más alla, casi inalcansable, por ello se vuelve una utopía, es a saber, una meta y una misión, tan nuestra pero tan olvidada, por ello, la raza humana vuelve a tropezar con la misma piedra… con el otro, con el pobre, con el hombre.

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