Samuel Amaya
@SamuelAmaya98
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) presentó este jueves las directrices para la construcción de un Plan Municipal de Adaptación Climática de la región hidrográfica Sensunapán-Banderas. Dicho documento se ha construido con aportes de comunidades afectadas por la conflictividad socio ambiental.
Las propuestas se dan en el contexto de la finalización de la Cumbre de las Partes para el Cambio Climático (COP 28), donde se evidencia la necesidad de que los países vulnerables incorporen e implementen políticas, planes y programas para la adaptación. “El Salvador, un país altamente vulnerable, necesita de la participación de todos los sectores para incrementar la resiliencia ante los impactos negativos que provoca el cambio climático”, comentó la UNES.
La propuesta de Plan Rector Municipal de Adaptación al Cambio Climático que presentaron este jueves busca brindar lineamientos generales para alcaldías municipales que quieren tomar acción ante los impactos negativos del referido fenómeno global. El documento se encuentra en su etapa de validación final y se busca contar con la mirada y aportes de instancias públicas, organizaciones de la sociedad civil, defensoras y defensores ambientales, medios de comunicación para colocar alternativas factibles y realistas.
Según la UNES, la propuesta de plan es resultado de un proceso de revisión teórica, académica, técnica y científica; así como de la consulta con diversos grupos en la región hidrográfica Sensunapán-Banderas, departamento de Sonsonate. “Aunque la propuesta que presentamos se circunscribe a la referida área geográfica, creemos que el análisis, la metodología de construcción colectiva y el diálogo social deben replicarse en todo el país para enfrentar las problemáticas y conflictividades socio ambientales que podrían complicarse aún más con el avance del cambio climático”.
Ante un contexto de vulnerabilidades territoriales importantes, la organización cree que la capacidad de propuesta y diálogo desde la ciudadanía en búsqueda de la gobernanza ambiental estratégica son claves para garantizar la sustentabilidad de la vida en el país. El Plan Rector, en su caso, puede servir para que en los territorios se delimite mejor la viabilidad o no de proyectos extractivistas o iniciativas económicas que tienen impactos diversos como centrales hidroeléctricas, cementerios, obras viales, urbanizaciones, entre otras.
Sumando a esto, el contexto de la reorganización político-administrativa a la que entrará El Salvador en 2024, como producto de la recomposición de distritos y municipalidades, “un Plan de Adaptación al Cambio Climático puede servir para poner como prioridad la protección socio ambiental y aquellas iniciativas clave para adaptarnos desde los contextos territoriales a las amenazas y vulnerabilidades ocasionadas por las alteraciones en la atmósfera y los ecosistemas del planeta”, planteó la UNES.
El plan busca inspirar y promover la resiliencia territorial ante el cambio climático pero desde la acción de las instituciones garantes y la acción de las personas, especialmente mujeres y pueblos indígenas.
Dentro de las recomendaciones consideradas en la consultoría se destacan líneas de trabajo en torno a: conservación y restauración de ecosistemas; manejo sostenible del agua; educación y capacitación; gestión del riesgo de desastre; prácticas pesqueras sostenibles; gestión de residuos; preservación y revitalización de la memoria biocultural (Etnoconocimiento) y prácticas agrícolas.
En las acciones de Conservación y Restauración de Ecosistemas se encuentran: regular por ley u ordenanzas municipales la prohibición de la deforestación; reforestar con especies autóctonas como el Amate, Ujushte, árbol de morro, Maquilishuat, Ceiba y otros; reforestar árboles frutales; creación de ordenanzas que regulen la deforestación; creación y aplicación de leyes que protejan la naturaleza y los vínculos de esta con las comunidades Nahua-Pipil; recuperación de ecosistemas degradados: Bosque de altura, manglares y ríos.
Sobre el Manejo Sostenible del Aguase encuentran: proyectos de construcción de sistemas de almacenamiento de agua para las épocas de sequía; siembra o cosecha de agua, recuperación de los cauces naturales, sembrando especies autóctonas y protegiendo las riberas de los ríos; protección y naturalización de los manantiales; supervisión de caudales ecológicos en los ríos por parte de las hidroeléctricas; campañas de limpieza de ríos en las que participen población local, municipalidades y empresas; creación de saltos de fauna en las barreras artificiales de los ríos como las hidroeléctricas; campañas contra la creación de nuevas plantas hidroeléctricas y concepción del agua como un elemento sagrado, no como un recurso.
En Educación y Capacitación se plantea la creación de mesas de diálogo que mejoren la colaboración entre diferentes actores municipales; campañas de concientización dirigidas a niños y juventudes para promover el cuidado del medio ambiente y vincularlos de nuevo con la naturaleza. En la Gestión del Riesgo de Desastres se plantean estudios de impacto ambiental bien regulados para que los nuevos proyectos urbanísticos respeten los riesgos ambientales; obras de mitigación ante desastres naturales; ordenanzas municipales que limiten el crecimiento urbanístico hacia zonas de inundación o de deslave.
El Plan Rector Municipal de Adaptación al Cambio Climático también constituye una herramienta que puede derivar en planes de acción para la implementación de decisiones a nivel municipal que contribuyan a modificar los contextos legales, socioeconómicos y climáticos. Se espera que las municipalidades puedan retomar los elementos del enfoque de cuenca que promueve la UNES para la gestión ecológica de sus territorios y con ello incrementar la resiliencia territorial y comunitaria frente al calentamiento global.