Isaac Bigio
Politólogo, economista e historiador
Nunca antes en nuestra historia un gobierno civil que debuta ha asesinado a más de 20 civiles en sus primeros 120 días. Quien carece de un apoyo social, popularidad, bancada, partido o programa y solo se sienta en la bayoneta militar acabará perforado.
Dina es una muerta política en vida y no se puede descartar el que ella acabe como la boliviana Jeanine Añez presa y juzgada por crímenes de lesa humanidad. Si a Castillo se le acusaba de ser un improvisado, su sucesora es alguien que le ha superado en ello.
Quien dijo que iba a durar hasta julio 2026, ahora posiblemente no llegue ni al del 2023. El Congreso, mientras tanto, no ha podido votar a favor de un adelanto de elecciones. El fujimorismo quiere al menos 12 meses para prepararse para esta y poder cambiar al JNE, a la ONPE y a las reglas. Así como desconocieron el mandato popular cuando 2 veces perdieron por poco en la segunda vuelta, ahora quieren tumbarse el veredicto de más del 80% de los peruanos que hace 4 diciembres votaron contra la reelección de congresistas y la bicameralidad.
M. Alva y la derecha más dura (RP y AvP) quieren demorar las elecciones porque sienten que carecen de popularidad y quieren seguir con sus fuertes posiciones en el Congreso para seguir cambiando a la constitución sin llamar a una asamblea que se dedique a hacer ello.
Nuevas elecciones presidenciales y legislativas no arreglarían nada. Mantendríamos al mismo sistema, constitución y constante entrampe entre un Legislativo que quiere gobernar y un Ejecutivo incapaz de gobernar. Es eso lo que ha hecho que en los últimos 55 meses hayamos tenido 7 personas a los que el Congreso haya reconocido como presidentes.
La única salida consiste en convocar a una ASAMBLEA CONSTITUYENTE CON PLENOS PODERES, la cual debe designar a un gobierno provisional. ¿De qué vale que elijamos a un Presidente que va a seguir siendo presidiario de otro Congreso o abrir una nueva dualidad de poderes entre el Legislativo y el Ejecutivo?
Tuvimos 100 asambleístas en la constituyente de 1979 y 80 en la de 1993. Todos ellos fueron electos en un distrito único donde más o menos la mitad eran de Lima-Callao. Varios departamentos se quedaron sin participar. En la del 93 todos sus 80 miembros tenían apellidos extranjeros y solo 2 donde uno de estos de origen autóctono.
En el Perú hemos tenido casi 20 cartas magnas y la que se elabore debe ser hecha de la manera más democrática y participativa. En esta deben estar representantes de cada una de las 196 provincias, de las casi 50 naciones originarias, de los pueblos de origen africano y asiático, de los PEX, de las organizaciones sindicales, barriales, campesinas, populares, vecinales, ronderas, reservistas, femeninas, juveniles, estudiantiles, magisteriales, y otras (incluyendo a los reservistas, soldados y policías).
No se precisan de partidos (que en el Perú no funcionan y han sido triturados en las últimas elecciones del 2 de octubre) y es mejor que se pueda dar paso a múltiples listas locales.
No importa que esta asamblea tenga cientos de miembros. La democracia continua más antigua del mundo es la británica en la cual hay 650 parlamentarios y casi 800 lores. Para evitar que los constituyentes representen a sus electores, todos ellos deben poder ser controlados y revocados por estos.
Esta asamblea debe ser soberana y tener la capacidad para reorganizar al país, para lo cual deberá discutir todos los temas sociales, políticos y económicos y decidir si queremos ser una república presidencialista o parlamentarista (y no ese híbrido que somos).
Esta asamblea debe ser convocada ya. Si este Legislativo y Ejecutivo que ya han perdido toda clase de popularidad o legalidad no es capaz de acordar ir a ello, son los cabildos abiertos y las asambleas populares en cada barrio, distrito, provincia y una centralizada a nivel nacional, la que deberá lograr imponer esa salida.
Debe estar conectado para enviar un comentario.