Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
La Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES) realizó la cuarta Campaña de Limpieza en la Bocana El Limón, en el distrito de Acajutla, Sonsonate. Este paso estrecho natural sirve de desembocadura común de los ríos Grande de Sonsonate (Sensunapan), San Pedro y El Sunza o Suncita, hacia el mar, lugar que se encuentra al norte de Acajutla.
“Todos nosotros que vivimos en la zona alta (río Sensunapan), somos responsables también de todo lo que vemos aquí, estamos frente a estas escenas impactantes de cúmulos de basura que contaminan al medio ambiente y en especial a los manglares”, dijo Marta Pulque, mujer ambientalista e indígena del municipio de Nahuizalco, Sonsonate.
Pulque invitó a otras organizaciones a que se sumen en cualquier momento.
“Por supuesto, debemos concientizar también a los jóvenes, a las mujeres a que vengan y ponerse en este papel en donde todos y todas somos responsables y también protectores de nuestros manglares, que son zonas que consideramos los pulmones de nuestro país”, alegó Pulque.
Los manglares, conocidos como “bosques salados”, se consideran un ecosistema “irremplazable” que alberga una extensa biodiversidad, que cuenta con una importancia que equivale al aporte o más que da un bosque lluvioso en tierra. En El Salvador hay dos grandes bosques salados: Barra de Santiago, Ahuachapán y la Bahía de Jiquilisco, Usulután.
Restaurar para preservar biodiversidad
Para Noemí Dueñas, del equipo técnico de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), realizar esta cuarta Campaña de Limpieza en la Bocana El Limón, en el distrito de Acajutla, no sólo tiene la intención de rescatar el medio ambiente, sino también generar compromisos a mediano y largo plazo con los pobladores de la zona para cuidar el patrimonio natural.
“En esta ocasión, estamos realizando esta limpieza, articulando desde diferentes espacios, como la Mesa por la Sustentabilidad de los Territorios de Sonsonate (MESUTSO); la Mesa por la Sustentabilidad del Agua y Medio Ambiente de Ahuachapán Sur (MESAMA) y la Red de Jóvenes Ambientalistas de Sonsonate y Ahuachapán”, explicó.
La jornada de limpieza no solamente busca salvaguarda del medio ambiente en sí, sino generar conciencia y que esta sensibilización llegue al resto de personas, más que todo los que son parte o viven en los alrededores de la cuenca media y alta, porque también deben saber que lo que se anega en la cuenca baja, es todo lo que arrastra el río Sensunapan desde la zona alta y media, reiteró Dueñas.
Los manglares o bosques salados desarrollan un espacio versátil como “guardería” de las especies que suelen buscarlo por razones de seguridad y alimentación para sus crías. Con su característica agua salobre de la mezcla del agua de mar y río, que convierten a los bosques salados en un hábitat ideal.
Y para el ser humano estos manglares son beneficiosos porque capturan dos veces más dióxido de carbono (CO2), Gas de Efecto Invernadero (GEI), cuyas emisiones son las principales causas del calentamiento global.
Los bosques salados se constituyen una red de árboles que sobreviven en ambientes inundables y se encuentran en zonas costeras, lagunas, ríos y deltas.
“Queremos que la población comprenda que como comparten una cuenca tanto Sonsonate y Ahuachapán, debemos hacer conciencia por el agua y por estos bosques, ahora hemos venido alrededor de 150 personas a la jornada, pero esperamos que sumen más”, expresó.
El Ecosistema de Manglar en El Salvador se distribuye a lo largo de toda la costa al océano Pacífico, que inicia desde Bola de Monte, departamento de Ahuachapán, hasta la Bahía de La Unión, sumando un total de 39 mil 976 hectáreas de manglar que representa el 1.67% del territorio nacional.
No obstante, recientes estudios (2023) dan cuenta también que hay un aproximado de pérdida de cobertura del 60% de manglar desde la década de 1950, una zona afectada por la contaminación con plásticos de un sólo uso; los agrotóxicos del monocultivo de caña de azúcar y la expansión de la industria azucarera.
De igual modo, por las malas prácticas en el uso del agua en la parte alta y media de las subcuencas por el sector ganadero; a la que se suma la mala gestión de desechos y vertidos de industrias turísticas y la deforestación indiscriminada en la zona costera.
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