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UNIVERSIDAD NACIONAL Y MEMORIA: 30 DE JULIO

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

¿Cuanto poder han alcanzado los militares bajo el actual gobierno de Nayib Bukele?

Sorprende el parecido a los últimos gobiernos del viejo PCN, cuando bajo el gobierno del coronel Arturo Armando Molina se atrevieron a evitar la sátira estudiantil de occidente invadiendo el campus universitario de Santa Ana y a reprimir a los estudiantes universitarios en julio de 1975.

Aunque la propaganda era de otras formas, siempre hubo, y el gobierno de entonces, presidido por el coronel Arturo Armando Molina, presentaba al país como “País de la sonrisa”, escenario para la realización del concurso Miss Universo.

La Universidad ya había sido intervenida el 19 de julio de 1972, sus autoridades y maestros expulsados del país, las generaciones que esperábamos ingreso debimos esperar hasta que la autoridad interventora reabriera en octubre de 1973.

Militares y Universidad, en este  corto de tiempo habían evidenciado que no hay encuentro posible,  la dictadura siente peligro en la libertad del pensamiento, en la investigación de los problemas del país, en la formación académica y libre de generaciones de jóvenes soñadores con un futuro mejor para ellos y ellas y mejor para su Patria.

Así como el fusil no opera solo, sino por la voluntad del militar, así las fuerzas armadas tampoco operan solas, requieren el apoyo de los gobernantes, la seguridad de tener comprensión y favores de los personeros del gran capital, del pensamiento reaccionario, fascista, racista, machista, de los criollos y de los que les entrenan en las academias del imperio.

Ahora nuevamente, bajo otro gobierno autoritario, los mandos militares hacen declaraciones políticas, se meten a tareas propias de una policía civil, aumentan efectivos, aumentan sus presupuestos y forman a sus miembros con la soberbia de los viejos tiempos.

Desde 1973, con autoridades interventoras, se vigilaba a los estudiantes con cuerpos armados dentro del recinto universitario, con nombres raros, bautizados popularmente como “verdes” y “grises” según el color del uniforme que llevaran; y, en ese contexto, ni el Rector de entonces ni otros funcionarios, dijeron una palabra de protesta cuando centenares de estudiantes en el Centro Universitario de Occidente fueron reprimidos en su propio recinto el 25 de julio de 1975.

Correspondió a los jóvenes estudiantes y a algunos docentes progresistas rechazar la intervención militar y la represión que ocurría, ese fue el móvil de la marcha del 30 de julio que fue brutalmente reprimida en las inmediaciones de los hospitales del Seguro Social, la 25  Avenida Norte y la 3ra. calle poniente.

Era una marcha pacífica, unitaria, de todas las asociaciones estudiantiles creadas a pesar del intervencionismo; de todos los frentes políticos estudiantiles existentes, de izquierda y de distinta afiliación, coincidieron en que era preciso hacer una protesta unidos, que informara al pueblo lo que pasaba en la Universidad.

47 años después los estudiantes universitarios siguen recordando y honrando aquella gesta de heroísmo y martirio bajo el lema: 30 DE JULIO NUNCA MÁS. Es otra manera de decir que el 30 de julio siempre estará en la memoria de la UES (Universidad de El Salvador) y del pueblo salvadoreño y honrar la memoria de sus mártires.

En el régimen de entonces también hubo otras masacres en el campo, como las de Chinamequita y Tres Calles.  Con el exilio de profesionales capaces creyeron callar para siempre al Alma Mater, pero el miedo se rompió, el 30 de julio fue un grito de rebeldía, de condena, de exigencia de autonomía.

¡Cómo borrar la historia de rebeldía, de unidad de la Universidad con su pueblo a pesar de que ahora, en este nuevo contexto, se tengan autoridades pusilánimes que en vez de criticar, denunciar y condenar los atropellos que el gobierno comete contra el pueblo, se hacen declaraciones justificativas de apoyo al gobierno!

Da esperanza saber que a pesar de esas autoridades existan jóvenes organizados dentro de la Universidad, que conmemoran la gesta del 30 de julio, que critican el rol de las autoridades, el silencio de las mismas por el estrangulamiento económico que hace el actual gobierno al negar el desembolso de los presupuestos aprobados.

Y es de esperar que sepan defender la autonomía universitaria de las pretensiones de los diputados oficialistas, que intentan emitir otra ley interventora, como la de 1972, para convertir a la Universidad en una masa que simplemente aplauda las atrocidades que el gobierno comete contra la gente pobre, manteniendo al país en un estado de excepción.

La tierra tiene memoria, los pueblos tienen memoria, la universidad debe despertar y usar su memoria para jugar el papel orientador y formador de generaciones, para lo que fue creada.

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