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Urdiendo Maldad

José Guillermo Mártir Hidalgo

La psicóloga germano-canadiense Julia Shaw analiza que cuando la gente “buena” sigue órdenes de alguien con autoridad, puede convertirse en cómplice de un “malvado”. Como muestra, los horrores del holocausto involucraron a “un millón de cómplices”1. Esto se debe a que confiamos en nuestros semejantes y en las decisiones que toman personas en posición de responsabilidad, ya que nos cuesta mucho trabajo pensar por nosotros mismos y enfrentar a la autoridad.

Shaw considera que todos tenemos un lado oscuro y una tendencia a causar daño y la mayoría de la gente puede llegar a ser un Adolf Eichman, quien fue uno de los organizadores de la solución final contra los judíos. Para no convertirnos en cómplices sugiere activar un pensamiento de orden superior. Saber cuál es nuestra moralidad ante atrocidades y situaciones difíciles, fomentar la “imaginación heroica” aun nadando contra la corriente del “mal” y ante decisiones desafiantes combatir el impulso de ceder y seguir la corriente.

NUESTRA CAPACIDAD PARA HACER DAÑO

En el libro “Hacer el Mal: un estudio sobre nuestra infinita capacidad para hacer daño” Shaw considera que el mal es subjetivo2. Precisamente cuando pensamos que algo es malo, ese algo se transforma en malo. Los falsos recuerdos, memorias que se sienten como si fueran reales pero no corresponden a algo que haya ocurrido en realidad, pueden llevarnos a cometer un crimen. En consecuencia, partes del cerebro son los responsables de permitir el mal.

Los procesos de desindividuación y deshumanización nos llevan a comportamientos antisociales. La desindividuación es cuando nos percibimos como entes anónimos y la deshumanización, cuando dejamos de ver a los demás como seres humanos. Las áreas cerebrales involucradas en estos procesos son la corteza pre frontal ventromedial, la amígdala y la sustancia gris periacueductal. La agresión es cualquier comportamiento intencional dirigido a dañar a otro ser vivo. En el comportamiento agresivo hay una actividad disminuida de las estructuras del lóbulo frontal o lesiones en ésta área del cerebro. Asimismo, el auto control requiere un cerebro que tenga comida en forma de glucosa, pues se rastrean niveles bajos de la misma cuando se suscitan impulsos agresivos. La agresión puede ser directa, indirecta o pasiva.

Las personalidades oscuras presentan un grupo de rasgos socialmente aversivos de rango subclínico. Delroy Paulhus propuso un conjunto de rasgos para diferenciar a dichas personalidades “perversas”. La Tétrada Oscura comprende a la psicopatía, el narcisismo, el maquiavelismo y el sadismo. El psicópata presenta una actividad anormal del cerebro en la corteza bilateral pre frontal y en la amígdala derecha. Se caracteriza por un comportamiento antisocial, egocentrismo y falta de empatía. El narcisista se caracteriza por la grandiosidad, el auto enfoque y la prepotencia. El maquiavélico comprende un desprecio por la moral, tácticas manipuladoras y cinismo. Y el sadismo es la adquisición directa de placer mediante el daño causado a otro.

La mayoría de hombres y mujeres han fantaseado con matar. El asesinato es una muerte ilegal de una persona y no incluye la defensa propia, la pena de muerte por el Estado o matar en guerra.  Los que cometen homicidios suelen ser hombres con armas de fuego y las víctimas habituales mujeres. El homicidio puede ser precipitado, intencional, íntimo o accidental. Tanto hombres como mujeres son capaces de cometer homicidios. Pero la mayoría de asesinatos son cometidos por hombres. Shaw considera que esto podría deberse a que la sociedad cría a los niños más desinhibidos, más competitivos y más agresivos. Señala que hay que considerar a la testosterona en la agresividad, ya que a medida que aumenta la competitividad aumenta la testosterona y la posibilidad del comportamiento agresivo.

Las decisiones morales impersonales están basadas en la lógica, por lo que los juicios que se toman son utilitarios y se maximiza el bien mayor. Pero en los dilemas morales personales las respuestas emocionales son automáticas, perturbando el proceso lógico por lo que hacemos discernimientos egoístas. Nuestra autora afirma que no hay “cerebro moral”, pues las áreas activadas en las decisiones morales están implicadas en otras funciones. En las decisiones morales se activan el giro temporal medio izquierdo, el giro frontal medial y el giro cingulado. Los asesinos en serie matan por las mismas razones de quienes matan solo una víctima. La diferencia entre un asesino serial y nosotros es que tenemos una corteza pre frontal en pleno funcionamiento, que inhibe comportamientos que ellos no pueden refrenar.

La confiabilidad en otros surge al hacer evaluaciones intuitivas en los treinta y nueve milisegundos que siguen al ver la cara de alguien. A medida que una persona es más atractiva su confiabilidad aumenta. Esto es el Efecto Halo, quien se ve bien es bueno. La deformidad y la asimetría significan enfermedades genéticas y debilidad creando desconfianza. Esto es el Efecto Demonio, es malo porque se ve y actúa mal. Lo “espeluznante” reside en la cara.

La mayoría de tiradores escolares apuntan a serios problemas de salud mental. La conexión entre crimen y enfermedades mentales tiene que ver con el abuso de sustancias. Las enfermedades mentales son un factor de riesgo para el abuso de sustancias y éstas un factor de riesgo para la violencia.

Las víctimas toman la risa o sonrisa del perpetrador como señal que se estaba divirtiendo al momento de cometer el crimen. Pero para comprender la psicología del perpetrador es necesario distanciarse del punto de vista de la víctima. Ante emociones extremas, el cerebro nos hace experimentar una emoción contraria. Por tanto, la risa o sonrisa del perpetrador puede ser una señal de la tensión que está viviendo al cometer el crimen.

Por otra parte, hemos utilizado la tecnología para el mal o la tecnología misma se ha convertido en un mal y ha arremetido en nuestra contra. Actualmente, los bots pueden cambiar sus propios algoritmos y siendo apéndices de la internet, podemos encontrar bots destructivos, manipuladores, generadores de falsas noticias que lanzan odio, cometen delitos, piratean y trolean en línea. El anonimato es un indicador clave de muchos comportamientos inapropiados en línea. La cibercriminología es el estudio de los delitos que ocurren en el ciberespacio y su impacto en el espacio físico. La ciberdelincuencia no solo es un problema para ingenieros y científicos informáticos, sino para psicólogos, criminólogos y muchos otros campos.

Al tener sexo debe haber consentimiento. Los intereses parafílicos hacen referencia a preferencias sexuales anómalas. Y los intereses normafílicos a los que les gusta el sexo normal: caricias, compañeros normales, maduros y consensuales. Una fantasía sexual muy común es el bondage, la dominación, el sadismo y el masoquismo. Los juegos de poder en el dormitorio ayudan a ser más desinhibido. La agresión sexual, principalmente la agresión sexual verbal, se ha asociado al consumo de pornografía. Las relaciones entre gays, lesbianas, bisexuales y transexuales siguen siendo delito en muchos países. Investigadores como Alan Sanders y colegas afirman que la homosexualidad es algo determinada por ser genética. Las personas zoofílicas no nos gustan porque consideramos sucios a los animales.

El pedófilo se siente atraído por niños prepúberes, el hebefílico se interesa por niños púberes y los efebofílicos por adolescentes. Factores de riesgo para un delito sexual con niños son dos creencias: que el sexo con niños es inofensivo y que los niños provocan a los adultos para que tengan relaciones sexuales con ellos. La mayoría de delincuentes sexuales infantiles son conocidos de sus víctimas. La pedofilia es un trastorno neurológico, pues el cerebro de los delincuentes sexuales infantiles funciona de manera diferente al de otros tipos de delincuentes sexuales. Las terapias para pedohebefílicos incluyen apoyo psicológico, castración física, castración química y uso de sustitutos de niños reales.

Personas y organizaciones hacen cosas malas por dinero. Hay personas que explotan y esclavizan a otras para obtener un beneficio. Estos se consideran empresarios y hombres de familia. Manifestando disonancia cognoscitiva al esclavizar o explotar a alguien y creerse bueno. La disonancia cognoscitiva surge por creencias inconsistentes o cuando decimos una cosa, pero hacemos otra. Los opresores en lugar de cambiar sus comportamientos, prefieren cambiar sus creencias.

Las creencias ayudan a mantener desigualdades como la creencia del Mundo Justo, en las que las personas obtienen las recompensas y castigos que se merecen, la cual se vincula a muchas actitudes negativas hacía los pobres y hacía víctimas de violación.

Un sistema que fomenta la ganancia sobre todo lo demás, tiene el potencial de convertir a todos en monstruos. Por lo que tenemos que evitar que las corporaciones y nosotros mismos actuemos como psicópatas. Somos cómplices cuando los que nos rodean están sufriendo las malas acciones de otros y no hacemos nada. Somos cómplices cuando los problemas de la sociedad los percibimos como problemas de alguien más y no nuestros.

Por ejemplo, es la cultura la que crea la agresión sexual por los valores misóginos que expresa el machismo cotidiano. Tenemos que denunciar el machismo y la violación, no hacer nada es tan malo como hacer algo perjudicial.

El terrorismo usa la violencia y el terror para intimidar y someter. El Modelo de las dos Pirámides lo explica: en la Pirámide de Opinión la base no se preocupa por la causa, más arriba se cree en la causa y en lo alto, se justifica la violencia por la causa. Y en la Pirámide de Acción la base no hace nada, más arriba participan en acciones legales, más alto participan en acciones ilegales y en el vértice se involucran en acciones ilegales contra civiles.

Philip Zimbardo considera que el sistema crea la situación que corrompe al individuo. Ha esto Zimbardo le llamo “Efecto Lucifer”: las influencias sociales y estructurales explican como “las personas  buenas se vuelven malas”.

EL EFECTO LUCIFER EN EL SALVADOR

Una manifestación del “Efecto Lucifer” es El Salvador, donde la desigualdad económico-social ha propiciado una concentración abyecta de la riqueza que anudada al abandono estatal y negligencia gubernamental ha creado un entorno malvado donde es negada la singularidad ciudadana a grandes sectores de la población, esto ha transformado a muchos en vándalos y asesinos3. Por tanto, la criminalización de la pobreza y la militarización de la sociedad no son la solución.

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