Por Florencia Pereira/Mauricio Rabuffetti
Montevideo/AFP
Uruguay dio por concluida su gestión en la presidencia rotativa del Mercosur, sin anunciar el traspaso del puesto a ninguno de los socios del bloque, de acuerdo con un comunicado de su cancillería.
«Habiendo vencido el período de seis meses» consagrado en la normativa interna del Mercosur, Uruguay «ha finalizado su presidencia pro témpore», señaló el texto.
El comunicado no da cuenta de un traspaso del puesto a Venezuela, país al que por orden alfabético le correspondería esa posición, ni a ninguno de los otros socios del bloque, Argentina, Brasil o Paraguay.
El Mercosur está sumido en una profunda crisis tras la negativa de Brasil y Paraguay a que Venezuela asuma el comando de la agenda y la representación del grupo, por la situación política que atraviesa el país caribeño.
Por tradición, la presidencia pro témpore se traspasa en reuniones cumbre de países. Una cita de cancilleres que había sido convocada para el sábado en Montevideo fue suspendida porque persiste el desacuerdo entre los socios.
Uruguay entiende que Venezuela debería asumir la presidencia rotativa y volvió a explicitarlo en el comunicado oficial.
«Uruguay entiende que al día de hoy no existen argumentos jurídicos que impidan el traspaso de la presidencia pro témpore a Venezuela», señala la nota publicada por el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Montevideo no da cuenta de un acto jurídico por el que hubiera pasado la posta a Venezuela. Además, el traspaso de la presidencia pro témpore no es automático. Con la salida de Uruguay, por tanto, esa posición queda vacante.
Uruguay envió a sus socios un informe de gestión de los últimos seis meses, que culminaron en una profunda crisis institucional del bloque sureño.
Crisis y fracaso
La tensión se ha extendido por semanas, e incluyó la cancelación de la cumbre de presidentes prevista para julio. Las posiciones de los cuatro países fundadores siguen inamovibles.
Brasil quiere que se postergue hasta agosto la discusión del traspaso de la presidencia mientras que Paraguay ha señalado reiteradamente que considera que el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela busca silenciar a su Parlamento y que no debería asumir la representación del bloque regional hasta que no «haga gestos que lo comprometan con la democracia».
El canciller brasileño, José Serra, había señalado además en una reciente visita a Montevideo, que Venezuela debía acompasar su normativa a la del bloque.
En tanto Venezuela, último de los socios en incorporarse, pretendía un traspaso automático de la presidencia, pero eso no está previsto en los tratados que rigen el funcionamiento del Mercosur.
La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, dijo este viernes por televisión que las negativas brasileña y paraguaya son «patadas de ahogado» y expresó que la presidencia «debe ser transferida sin ningún tipo de retardo, sin ningún tipo de excusa, a Venezuela».
Eso no ocurrió y se produce una situación inédita en la historia del bloque.
«No hay presidencia en este momento. Está vacante», dijo en Asunción el canciller paraguayo Eladio Loizaga, quien aseguró que continuarán los contactos entre países para desbloquear el impasse.
Cada seis meses, la presidencia del Mercosur cambia de manos. Tradicionalmente ese traspaso se da en las cumbres presidenciales semestrales, aunque nada en las normas internas del bloque lo establece así.
Hace 15 días, en busca de sortear la crisis y luego de un frustrado encuentro ministerial en Montevideo, el gobierno de Tabaré Vázquez convocó a una reunión del Consejo Mercado Común (CMC, cancilleres y ministros de Economía) para el sábado 30 de julio.
La suspensión de esa reunión constituye el tercer fracaso consecutivo del Mercosur para solucionar esta espinosa cuestión en un encuentro con presencia de todos los socios.
En declaraciones recientes a un canal local, el canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, definió en pocas palabras la situación que enfrenta el Mercosur por este inédito desacuerdo: «Estamos en un verdadero problema, un gran problema».
Venezuela ingresó al Mercosur en 2012 en una polémica reunión de presidentes celebrada en Argentina, de la que se excluyó a Paraguay. Un poco antes el Congreso paraguayo había destituido tras un juicio político al presidente de izquierda Fernando Lugo y el Mercosur suspendió a Paraguay del bloque.
Los presidentes Cristina Kirchner (Argentina), Dilma Rousseff (Brasil) y José Mujica (Uruguay), decidieron entonces aprobar el ingreso de Venezuela, que no se había concretado a falta de la aprobación precisamente del Senado paraguayo.